311. SEÑORA THOMPSON
Bajan tomados de la mano la gran escalera, para encontrarse con el abuelo Sardino que los está esperando, al ver a Susan comprende enseguida y no dice nada. Ni siquiera desayunan, se montan en los autos y van hasta la casa donde tienen presos a Eva y a Oswaldo, al llegar Gerardo los recibe.
—Jefe, encontramos a los dos tipos del hospital, pero juran que no la tocaron.
—¿Cómo que no la tocaron?
—No, dice uno que intentó, pero que los aparatos en cuanto la tocó sonaron y se fue.
Santiago y su padre entran despacio hasta estar delante de los prisioneros, al tiempo que los hombres tiran a los pies de Eva, a los tres tipos que ella contratara para violar a Isabella.
—Hola Eva, ¿creíste que te habías desecho de mí? -pregunta Susan muy segura mirándola con desprecio.
—¡Susan! ¿Fuiste tú? ¿Cómo?
Eva tiene los ojos muy abiertos y parece estar mirando una visión, hasta que Santiago manda a encender las luces, y la hermosa Susan de la mano de su esposo sonríe felizmente, al tiempo que