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Para mí todo estaba en silencio, muchos ladearon la cabeza como si hubiese sido súper obvia la decisión. Mi mente aun intentaba procesando lo que acababa de escuchar. Mi cerebro estaba en blanco, mi cuerpo inmóvil y mis ilusiones por ser la elegida destruidas.

Sentí como el peso del brazo de Brayden dejaba mis hombros.

Los que estábamos en la sala concentramos nuestra atención en una de las alumnas de Fiby. El rostro de la niña se podía camuflar con su cabello rojo, sus ojos hinchados gritaban miedo y al correr hacia Carlos lo confirmamos, algo había pasado.

—La profesora está mal—comenzó a decir la niña con la voz temblorosa—. Huele feo y no despierta.

Carlos sin pensarlo salió corriendo. Por reflejo miré

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