34. Hogar de mi infancia

Emma

Le cerré la puerta en la cara al bastardo del alfa ¿Cómo se atrevía a avergonzarme de esa manera? Me di un baño y curé mi brazo. Poco tiempo después, Gema apareció con un bolso repleto de ropa.

-No era necesario que trajeras tanto, no planeo quedarme mucho tiempo.- Dije mientras la abrazaba.

-No estoy tan segura, Emm. Te ha puesto vigilancia.- Replicó ella con un tono burlón y haciendo un gesto hacia la puerta.

Le lancé una mirada de incredulidad, mis ojos se elevaron con un ligero giro, como si estuvieran pidiendo un respiro ante tanta locura. Tomé el bolso y me dirigí al baño para cambiarme.

Charlamos un rato, y ella me contó todo lo que había ocurrido desde que Samuel me secuestró hasta este momento, subrayando lo mucho que le irritaba el Beta Marcos.

-Valla compañeros nos eligió la diosa.- Dije, y nuestras lobas gruñeron descontentas mientras nosotras nos reíamos a carcajadas.

También me habló de las chicas del río y de lo preocupadas que estaban cuando desaparecí.

-Por ciert
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