EmmaSiguiendo el rastro de mi compañero, llegué al dispensario acompañada por Iker y Marcos. Lo primero que vi fue la desgarradora escena de los cuerpos sin vida de los sanadores y brujas, incluida la bruja líder. Más allá, el brujo oscuro avanzaba lentamente hacia el interior del dispensario, conjurando un hechizo con cada paso firme que daba.Al acercarme más, mi corazón se detuvo al ver a Alex. Su cuerpo estaba encorvado a medio transformar. Garras sobresalen de sus manos, mientras su espalda estaba cubierta de un pelaje espeso. Las venas de sus brazos parecían a punto de estallar. Aunque Alex había bloqueado nuestra conexión, podía ver su sufrimiento; la agonía estaba escrita en cada fibra de su ser.Sin perder tiempo, lancé un golpe de energía al brujo acompañado de cadenas de plata. Sabía que esto no lo detendría por mucho tiempo, pero al menos me daría unos segundos para evaluar la situación. Mi mirada iba y venía entre Alex y el brujo. Quería correr hacia mi compañero, pero
ArielPasaron dos días, y el momento de regresar a la manada Luna Roja inevitablemente llegó. Mi alfa Jacob y los demás alfas habían regresado a sus respectivas manadas, llevando consigo a sus guerreros caídos. Aunque todos habíamos sufrido pérdidas, la aldea Prisma había sido la más devastada. Docenas de brujas habían muerto, incluida la bruja líder y el Brujo Mayor, quien resultó ser, el guardián del bosque, un título otorgado por la diosa y cruelmente arrebatado por su propio hijo, el brujo oscuro.Alexander sigue inconsciente, mientras que Emma, agotada y al borde del colapso, no se ha movido de su lado ni un solo instante.El gamma Iker, con una organización impecable, se ha encargado de dirigir y reconstruir a la manada. Mientras que el Beta Marcos, bueno… Todavía me cuesta entender ¿Cómo consiguió ese tipejo su título de beta?.Antes de partir, quería ver a Emma. Desde que la encontramos en el río, acurrucada con el cuerpo de Alexander, no la he vuelto a ver. Es una lástima, d
Narrador ( Dos años después )El sol se ocultaba lentamente, tiñendo el cielo con tonos anaranjados y rosados. Sus últimos rayos se filtraban por la ventana de la amplia cocina de la gran manada, iluminando el espacio mientras el dulce aroma a tartas recién horneadas empapaba el ambiente.-¿Quién es la bebé más bonita? ¿Quién es la más bonita como mamá?- Le preguntaba Amanda a la bebe, con una voz infantil exagerada, agitando un sonajero frente a la pequeña.-¡No le hables así! ¡Crecerá hablando como tonta!- Se quejó Kate con seriedad. Sin embargo, al mirar a la bebé, su voz se agudizó sin que lo notara y, con una gran sonrisa, añadió: -¿Verdad que te pareces a papá, pequeña Di? ¿Sí, que sí?-Amanda la observó con el ceño fruncido antes de soltar un suspiro, mientras el ambiente relajado de la cocina seguía vibrando con conversaciones cruzadas.-Estaba pensando tirar fuego de colores en el cielo.- Comentó Ariel, como si fuera la idea más sencilla del mundo.-¡Wow, eso sería todo un es
Emma Acostada en la fría y húmeda hierba del bosque, con los ojos cerrados y sintiendo la brisa acariciar mi pelaje blanco, me encuentro abrazando un sentimiento que había perdido: la felicidad. Todo esto era nuevo para mí. Hasta hace unas horas, era simplemente una humana, aunque sabía que no lo era realmente. Cuando cumplí los 16 años y mi loba no se manifestó, dudé durante mucho tiempo de mi verdadera naturaleza como mujer lobo. No sé cuánto tiempo pasó desde que entré al bosque, ni cuánto corrí ni si me están buscando. Me perdí en las sensaciones nuevas, eufórica disfrutando este leve momento de libertad. Quizás, con suerte, mi ausencia pasó desapercibida. Aunque desearía que este momento no acabara, sé que debo regresar. Me pongo de pie, retomando mi forma humana, me visto y me encamino de vuelta a la cabaña. En ese instante, siento a Kira, mi loba, intranquila en mi mente, estando alerta y expectante. Antes de poder preguntarle qué sucede, un aroma llega a mí, provocando un
Emma (Presente)Estoy arrodillada en el suelo, inmersa en el caos de gritos a mi alrededor. Mis padres están encadenados a pocos metros de distancia, observo a mi madre mover los labios intentando decir algo que no alcanzo a comprender. Mis lágrimas distorsionan mi visión y al intentar gritar, mi voz se desvanece en la oscuridad que me rodea, solo para despertar sobresaltada y empapada en sudor, la misma pesadilla que me atormenta sin piedad.Decido levantarme. Tomé una ducha apresurada, al terminar, un grito tras la puerta anuncia el inicio de la rutina.-¡En 5 minutos te quiero en la cocina!- Resuena la voz de Kate, la líder de mi grupo.Vivo en una modesta cabaña en el extremo del territorio, aunque llamarla "cabaña" es un modo amable de referirse a mi hogar. En realidad, es más bien una choza de madera descuidada, pero no me quejo. Es preferible a estar en la mazmorra.Los omegas sin pareja viven en grupos en estas cabañas. Cada grupo tiene un líder que organiza las tareas y la can
Emma (5 años antes)Un día después del decimosexto cumpleaños de Briana, me escapé de casa para ir a verla. Mi padre me había pedido que no saliera ese día, ya que estaba previsto la llegada de los líderes de la manada Luna Menguante.Mi padre era Gamma y mi madre una guerrera, ambos encargados de la seguridad de Luna Misere, la madre de Alex.No creí que fuera tan peligroso como lo planteaba. El territorio era muy seguro. Así que, como toda adolescente rebelde, decidí tomar mi chaqueta y dirigirme al parque, nuestro lugar de encuentro. Pasamos la tarde charlando, riendo y soñando juntas.Briana me presentó a su loba Dana, su pelaje era dorado con algunas manchas mas oscuras y sus ojos de color marrón, me dejaron fascinada por su belleza.El propósito de nuestro encuentro era que Briana pudiera ver a Alex y así confirmar si él era su compañero predestinado, pero nuestro plan se vino abajo al enterarnos de que él se encontraba en el territorio de Black Moon.-Vayamos a la casa de la gra
EmmaHace dos años que me encuentro atrapada en esta mazmorra, un auténtico infierno día tras día. A pesar de todo, siento una fuerza interior que me une a la vida, una chispa de esperanza que se niega a apagarse.Sin embargo, últimamente me resulta más difícil mantener esa fuerza, muy a mi pesar. Mi cuerpo duele, mi espíritu está abatido y mi loba permanece dormida, sin mostrar signos de despertar.La soledad me envuelve, convirtiéndose en una compañera constante. Las noches se vuelven largas y solitarias, la oscuridad se convierte en un enemigo implacable.Los recuerdos de mis padres son mi mayor fuente de resistencia contra la desesperación y el miedo. A veces siento su presencia cerca de mí, escuchando en mi mente las palabras de mi madre: Sé fuerte.A pesar del dolor que me embarga después de la ira del alfa, intento aferrarme a los momentos felices para no perder la cordura.Los golpes y el maltrato por parte del alfa Alejandro eran constantes y la única música que oía, eran los
AlexanderDos años pasaron desde que la oscuridad de la muerte envolvió a mi madre y una semana desde que lo hizo con mi padre.El día que mi madre murió, me encontraba inmerso en un intenso entrenamiento en la manada Black Moon con otros futuros Alfas. Cada cinco años, la manada organizaba un evento extraordinario para los futuros Alfas que tenían a sus lobos despiertos. Era una prueba agotadora y despiadada, solo se podía participar una vez y era un entrenamiento muy exhaustivo.En ese entonces tenia 17 años, pero Dago, mi lobo, había despertado cuando cumplí los 14, dos años antes que cualquier otro lobo. Su presencia prematura en mi era debido a la sangre de los primeros licántropos que corría por mis venas, impartiendo la fuerza necesaria para soportar su presencia en mi ser.Al finalizar el entrenamiento en la manada Black Moon y regresar a la manada, me encontré con un panorama desolador. Kaled, el beta de mi padre, me informó sobre el inesperado ataque perpetrado por la manada