Capítulo 2.

La multitud rugía aclamando que empezara el espectáculo veinte minutos después. Para ese momento Savanah y yo habíamos terminado de comernos todo el contrabando y estábamos aburridas.

-¿Cuánto tarda en empezar esto?- Dije con un bostezo.

Ella miró hacia el reloj de sombra que se encontraba a un costado de la arena y frunció  el ceño.

-Se suponía que iniciaría hace unos cinco minutos. Supongo que aún no terminan de acomodar a la gente.

Ciertamente, aún había asientos vacíos en la sección del continente Este y del continente Norte.

Media hora después estaba ligeramente preocupada. Sabía que tío Chad estaría bien porque, bueno, era tío Chad pero aun así quería ir y asegurarme en persona.

-Algo está pasando- Susurró suavemente Savanah señalando la sección del continente Norte.

Yo miré hacia allí y mi corazón dio un pequeño salto al reconocer al lobo que era escoltado hacia el palco en primera fila.

A pesar de la considerable distancia pude reconocer ese andar arrogante y el rostro cruel afilado con los años.

Otra conmoción atrajo mi atención a la arena;  un lobo cruzaba corriendo a toda velocidad en línea recta hacia Savanah y yo. Muchas personas lo notaron, incluyendo mi tío  Marcus, actual rey del continente Norte que me dedicó una sonrisa victoriosa al reconocerme.

-¿Tantos son tus deseos de verme muerta, querido Kyrian?- Le pregunté en tono mortal cuando se detuvo en el muro que separaba a la audiencia de los combatientes y comenzando a escalar.

Me miró confundido unos momentos mientras recuperaba el aliento.

-¿De qué hablas?

-No solo fuiste y le avisaste al tío que quiere verme muerta que estaba en el continente, sino que ahora le has dado mi ubicación exacta. Solo por nuestra pasada amistad voy a permitirte explicar por qué m****a hiciste tu pequeña carrera hacia mí.

-Te necesito.- Dijo echando un vistazo rápido a Savanah- Las necesito a ambas.

-Extraña forma de pedir un favor- Dijo Savanah jugando con uno de sus cuchillos mientras miraba inexpresiva a Kyrian. Yo estaba de acuerdo.

-Soy curiosa, ¿Para qué?

Él frunció el ceño.

-Vengan conmigo, por favor.

Savanah me miró arqueando una ceja.

-No tengo intenciones de moverme de aquí. Así que habla o piérdete, estoy ocupada.

Kyrian apretó los puños y los dientes. Savanah le sonrió cuando comenzó a cercarse a nuestras caras para que solo escucháramos nosotras.

-Alguien envenenó la comida de la sala de espera y todos los combatientes que participarían por el reino han muerto, todos excepto nuestro campeón. El continente está a diez minutos de la descalificación si no consigo al menos tres lobos más que luchen.-Dijo con cara sombría.

-Eso suena terrible... pero no es nuestro problema- Dijo Savanah recostándose en su asiento.

-Lo que dijo la loba- Dije con una sonrisa.

Este pequeño concurso de Poder era regido por unas pocas reglas y entre ellas estaba que un continente debe de enviar al menos cinco lobos a la arena para poder participar y éstos deben llegar a las semifinales para que el campeón califique. El objetivo era que hicieran un esfuerzo en manada o alguna m****a así.

-No tengo tiempo para convencerlas. Solo digan su precio, estoy autorizado para otorgarles casi cualquier cosa.

-Define "casi"- Dijo Savanah interesada.

-Todo menos el reino o la cabeza de algún miembro real. Por supuesto, deberían llegar hasta al menos las semifinales para que se les otorgue su recompensa.

La forma de emperejamiento para el combate es muy sencilla. Primero escogen lobos al azar entre los continentes y tienen pequeñas peleas entre ellos. Solo tienen dos minutos para someter al lobo contrincante o dejarlo inhabilitado. En esta parte, los campeones no pueden competir ya que lo que se busca es que clasifiquen los otros cinco lobos que lucharán con él en la siguiente etapa. En caso de haber más de cinco calificados, se decide por una lucha de un minuto.  El ganador pasa a la siguiente ronda pero en caso de que exista un empate, el campeón podrá decidir basado en las habilidades mostradas quién puede ser su compañero.

-Entonces, si pidiera un barco lleno de los tesoros de la corona, ¿Me lo darías?- Pregunté sin expresión. Solo quería saber hasta dónde llegaría el rey idiota en su desesperación por ganar esto.

-Si, incluso podrías escoger qué tan grande lo quieres.

-Interesante. ¿Y quién me asegura que el idiota pagará?

-Podríamos hacerlo oficial con un edicto real. Pueden acompañarme y lo firmaríamos en dos minutos-Dijo Kyrian con prisa.- Entonces, ¿Me acompañarán?

-Si.- Dijo Savanah desperezándose- Tu propuesta me parece de lo más conveniente.

-No.

Kyrian me miró y asintió con la cabeza.

-Ahora desaparece de mi vista antes de que el rey se quede sin mano derecha- Dije fulminándolo con la mirada.

Kyrian tomó a Savanah como un costal de tierra y saltó de vuelta a la arena. Me sorprendió que mi amiga se dejara tratar así pero bueno, quizá el barco lleno de tesoros sería lo suficientemente grande para restaurar su orgullo.

Levanté la vista al sentirme observada. Ya sabía quién era así que me limité a regresarle la mirada a sus ojos despiadados y calculadores. Tendría que cuidar mi espalda durante y después del evento.

El continente Norte no había participado desde la guerra con el Sur en esta competición así que a riesgo de sonar ególatra, suponía que había tomado la excusa para venir por mi cabeza y Kyrian acababa de servirme en bandeja de plata.

No reconocí a sus lobos acompañantes pero me llamó la atención una figura encapuchada de negro que se sentaba a su izquierda.

Por el tamaño y las delgadas muñecas que se asomaban, esa era una loba.

Una mano se posó sobre mi hombro y traté de no tensarme hasta que olí el mango en el aire.

Giré mi cabeza y vi a Cole con expresión preocupada en el rostro.

-¿Si?

-Por favor, únete a los combatientes en la arena.- Dijo suavemente.

-No.

-¿Qué puedo ofrecerte para que entres?- Preguntó serio.

-Tu cuerpo.

-Hecho.- Dijo rápidamente.

Yo suspiré.

-¿Tan desesperados están? Agarra a unos cuántos lobos de tu batallón y listo.

-Se encuentran apostados lejos de aquí. No llegarían en los siguientes... tres minutos.

-Agarra a cualquiera de la guardia real, debes tener a algunos por aquí.

-No podemos permitirnos prescindir de más guardias. Se encuentran vigilando y cuidando del rey, además de que no son tan buenos como tú.

Yo me tomé mi dulce tiempo en pensar. Estar ahí abajo sería ponerme un blanco facil sobre la espalda. Pero también pedir lo que yo quisiera era un buen trato que podría usar en el futuro.

-Me deberán un favor, un favor que cobraré en el momento que yo quiera.

-Mi cuerpo y un favor. Hecho.

-Oye, lo de tu cuerpo era una broma.-Dije frunciendo el ceño.

Y así sin más el maldito me arrojó a la arena. Reaccioné en el aire enseñándole el dedo medio mientras él tenía su atención puesta en el reloj de sol de la arena. Me transformé en lobo para amortiguar mi caída; cuando mis patas tocaron el piso me di cuenta de que ya estaban reunidos los combatientes por secciones.

Me di la vuelta hacia donde estaba Cole pero había desaparecido. Maldito.

Me dirigí hacia los cinco combatientes de la sección del continente Central mientras Karel daba inicio a la competencia sin disculparse por la tardanza y las dificultades técnicas. Solo dio un aburrido discurso sobre cómo es que estos juegos eran importantes para la economía, las buenas relaciones entre continentes y bla bla bla. Yo estaba más interesada en vigilar a la sección del continente Norte.

Mi tío Marcus había escogido a los lobos más malotes que pudo encontrar. Dulce Madre, eran enormes cosas con músculos que miraban en mi dirección. No me gustaba esa mirada y de esto también se dio cuenta el tío Chad.

-¿Qué quieres hacer, pequeña flor?- Dijo en tono bajo para que solo yo pudiera escuchar.

-Aún no lo sé. Yo solo venía a aplaudir y gritar obscenidades; todo esto me supera.

-Si, yo tampoco esperaba su falla tan grande de seguridad y me temo que mirando a los lobos del continente Norte, puedo inferir quién fue quien envenenó a los otros combatientes.

-Me alegro de que estés bien- Dije tomando su mano y dándole un pequeño apretón- Y cualquiera pudo haber envenenado a los lobos, no es como que el rey sea muy amado. Yo digo que fueron los rebeldes.

-No lo sé pequeña, cuida tu espalda de todas formas.

-Si.

-... como cada cinco años, las apuestas pueden comenzar a partir de la segunda etapa. Combatientes, ¡A sus puestos!

¿Y eso dónde m****a es?

Yo seguí al tío Chad. No me había percatado de que delante de cada sección de las gradas de los continentes había marcado una especie de espacio rectangular. Suponía que ese era mi lugar hasta que llamaran mi nombre.

Nuestro grupo era el más pequeño de todos. Incluso con la Guerra entre Este y Oeste habían enviado a dos docenas de lobos. El Sur una docena y el Norte había enviado a nueve lobos que seguían planeando mi asesinato con la mirada.

-¿Qué pediste, Savanah?- Pregunté curiosa cuando nos acomodamos.

-Una explicación.

Yo desvié la mirada del grupo Norte y la miré.

-Supongo que no es una explicación del tipo "¿Por qué se oculta el sol por las noches?".

-No, quiero saber por qué me envía regalos caros pero no puede dirigirme la mirada.- Dijo mirándose las uñas.

Yo escondí una sonrisa; por mucho que intente ocultarlo, le atrae Kyrian. Eso explicaba también por qué andaba cargando esa cantidad de monedas de oro el día que me encontraron en el bosque de Herrer. Los regalos caros son... caros.

-¿Y luego qué?

-Pues nada, solo tengo curiosidad. Acuchillar a algunos lobos es un bono extra por si no me gusta lo que tiene que decirme.

-Atentas, cachorras- Dijo el tío Chad llamando nuestra atención y poniéndose ligeramente delante de nosotras.

Regresamos nuestra atención al frente. La primera pareja se encontraba luchando al frente; por el ropaje yo suponía que Este y Sur   eran los combatientes.

Los tres guardias que se encontraban detrás de nosotras gruñeron ligeramente.

-Tranquilos- Dijo tío Chad en tono amenazador y automáticamente se calmaron.

Yo entendía que no era voluntario; los machos tienen una respuesta natural a la violencia. Al tener a hembras cerca, el instinto les hace hacer cosas extrañas. Como invadir mi espacio personal y el de Savanah.

-Tienes tres segundos para quitarte de encima o en este espacio quedaremos cuatro lobos- Dijo Savanah molesta.

-Lo siento, señorita- Dijo el lobo.

Era un hombre de mediana edad y rasgos duros pero su actitud protectora me hizo pensar en que era un buen lobo.

-¿Cómo se llaman, chicos?

Ellos me prestaron atención y comenzaron a presentarse.

-Erick- Dijo el lobo más joven. Tendría dos o tres años más que yo.

-Mason- Dijo el hombre de mediana edad que se disculpó con Savanah.

-Sid.- Dijo el último. Tenía una gran cicatriz que le cruzaba la barbilla y llegaba hasta un costado de su boca haciendo parecer que hacía una mueca cruel.

-Yo soy Lily. Ésta es Savanah- Dije con un gesto hacia mi amiga.

-¡Savanah Drost y Peter Vozza!

Savanah caminó hasta el centro de la arena. A un costado había una seria colección de armas y escudos; sin embargo, solo hasta la siguiente ronda se podrían ocupar armas. Nunca había visto a Savanah luchar con sus puños pero era una loba en una misión a juzgar por su postura. Su contrincante era un tipo de Oeste que al verla sonrió burlonamente.

-¡Luchen!- Gritó Karel.

Podía ver desde aquí la tensión del tipo. Su clon se encontraba notablemente ausente, no es que lo estuviera buscando, por supuesto.

El tipo Peter cometió el primer error que cometen todos los machos: Subestimar a la loba blanca.

Fue directo a darle un puñetazo en la cara y Savanah se transformó en lobo para evitar el impacto. Esto dejó en desequilibrio al lobo, así que Savanah se escurrió entre sus piernas y volvió a transformarse a su espalda. Lo único que tuvo que hacer fue levantar su pierna y Peter cayó acunando sus partes privadas. La pelea duró un total de quince segundos.

Karel le dió la victoria ante los abucheos de la sección del Oeste y los gritos y aplausos de Centro y Este. Ya saben, eso del enemigo de mi enemigo es mi amigo y todo eso.

Dos lobos de uniforme blanco tuvieron que entrar para ayudar a levantar al tipo.

Yo choqué los cinco con ella cuando regresó.

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