Epílogo Parte 1.
Savanah.
El embarazo de Lily y de Tracey fue bastante tranquilo. ¿El mío? Bueno, aún estaba averiguándolo.
Después de presenciar la unión de los dos tortolitos y de que me cercioré de que Lily no se iba a volver loca porque, y en sus propias palabras, “Madre se encargó de todo porque es una buena loba y salva al mundo constantemente”, decidí volver al Continente del Este y continuar mi formación por un tiempo.
Al menos, hasta que supiera todo sobre bebés; lo que no sé cómo me hacía sentir y tenía menos de seis meses para eso. Sin presiones.
En el puerto, mi mentora me recibió cálidamente y me hizo contarle todo sobre el viaje. Por supuesto me guardé algunas partes que no eran importantes y en las que no quería pensar, pero le conté lo importante. También vine con regalos en forma de plantas que no había visto en ninguno de nuestros libros y que me tomé la molestia de tomar de la guarida de la Humana. Después de todo, pagué el precio con sangre. Literalmente. Solo esperaba que su “expe