Capítulo 93.
— ¿Cómo... cómo es posible? — Dijo el chico de la pierna rota.
— Muchos años de entrenamiento y práctica. — Dije rompiendo un pedazo de mi vestido y haciendo una venda improvisada para su pierna. De nada me servía si moría antes de ver qué pasaba con él.
— No... no... Tú... Aquí no hay salvajes.
— Es un alivio saberlo. — Dije apretando el vendaje mientras el tipo aullaba de dolor. — No seas un cachorro, solo es un hueso roto.
Y si, el tipo estaba exagerando. Yo me había roto un brazo hace un par de años y no estaba gritando como él. Aunque eso podía deberse a que de hecho me encontraba bajo los efectos de una planta alucinógena. Larga historia.
—¡No saldrás de aquí con vida, maldita perra! — Dijo uno de los tipos cobardes que no se había suicidado aún. Se transformó en lobo a pesar de sus heridas y aulló poderosamente antes de que su cabeza rodara por el suelo.
— Buen golpe, Jamie. — Dije con una sonrisa mientras Isabella estaba al borde de la histeria. — Su gran y valiente majestad,