Desmontaron y caminaron entre la multitud que los miraban con asombro, algunos los tocaban al pasar hasta que llegaron junto al consejo, el capitán se dirigió a Debran .
_Pueden partir junto a su gente, con los guardias, y asentarse en otro lado si lo desean, pero no es necesario que luchen. _Entonces, ¿quién lo hará?_Nosotros lo haremos- un murmullo generalizado invadió todo. _Señor, sé que son muy hábiles, mucho más que mis hombres, pero allí hay unos cien Orcos. _No estamos aquí para debatirlo, le estamos comunicando lo que haremos. _Pero esta no es su lucha, ¿por qué lo hacen? _Somos caballeros, no podemos ignorar el mal, no podemos dar la espalda a los necesitados, no podemos abandonar a nadie a una muerte segura. _Por favor, cuídalo por mí. Mhur le entregó al príncipe a Aria, y montaron los lobos dirigiéndose hacia las llanuras. La maga nuevamente derramó lágrimas, pero esta vez de alegría, volvió el f