AMARA CORTÉS.
Estudio hasta quedarme dormida encima del escritorio.
A la mañana siguiente me despierta el horrible sonido del despertador. Me doy una ducha rápida, me tapo un poco las orejas y bajo a desayunar.
— ¿Todo bien hija? —Pregunta mi madre preocupada.
— Todo está bien mamá, no tienes de qué preocuparte. —Respondo fingiendo felicidad.
Desayuno bajo la mirada de mi abuelo. Quiere preguntarme pero por primera vez no hace ni dice nada que me haga levantarme de la mesa e irme. Solo me mira esperando que yo tome la iniciativa y le cuente que me esta pasando.
— Tío José ¿Tardarás mucho en salir?
— No, enseguida salgo y os llevo a clase.
Me despido de mi madre y salgo al porche para tomar un poco el aire. No por la incomodidad, si no porque se me ha hecho costumbre sentarme todas las mañanas y respirar aire fresco antes de enfrentarme a un día duro.
De nuevo veo aparecer el coche de Lydia y acto seguido veo salir a Liam vestido como los chicos populares del centro. Con su chaquet