Mily tomó la llamada de su tío y escuchó con atención todo lo que tenía que hacer para adelantar el procedimiento si estaba cociente aún podían hacer preguntas básicas.
Entre Max, Mily y Lexie le llevaron una de las habitaciones. Mily se quedó inspeccionando el lugar por un par de segundos y vio a Berrocal.
—No vivo aquí, pero es triste pensar que no nos conocíamos.
—Porque no vives aquí.
—Nosotros estábamos reposando aquí.
—Nosotros estábamos conversando sobre los pros y contras del sexo prematrimonial.
—Mily tú no tienes diez años y tampoco eres virgen —dijo Lexie.
—Triste, pero, ¡cierto! Es culpa de Max que pone la política antes que mi muy embellecida vagina.
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