PAPÁ CEO: 34. ¡Es mi mujer!
— ¡Señor, el rastreador me arroja una dirección! — le informó Barroso luego de una larga espera.
Thiago alzó la vista. Le arrebató el móvil de la mano y no esperó a nada. Tomó su chaqueta, las llaves de uno de los autos y saltó dentro del elevador con gesto desesperado.
Barroso se encargó de reunir a todos sus hombres, y después de repartir órdenes, lo siguió de cerca.
El desesperado CEO serpenteó las calles a toda velocidad, se saltó semáforos y esquivó como un profesional a varios peatones. Minutos más tarde, la luz intermitente del aparato le indicó que ya estaba cerca.
Salió fuera del auto sin parquear correctamente e importándole poco exponerse, pues sabía que Barroso y su equipo se harían cargo de cubrir todos los frentes.
Miró a su alrededor. Todo parecía solitario, excepto por una empresa a unos metros. Siguió lo más que pudo el punto rojo. Le indicaba que estaba allí.
Un guardia se acercó, preguntándole si necesitaba algo.
— ¡Busco a una mujer y a un bebé de meses!
El