55. Romina y Patricia idean un plan
La noche llegó, y junto a ella, una lluvia torrencial.
Nick y Calioppe evitaron verse todo el día. Cada uno sufriendo en silencio, a solas.
El brasileño de Villa Dos Santos, desde que se encerró en el despacho, no atendió ni siquiera el llamado urgente de su capataz. Por su lado, la joven e inocente esposa, no había dejado de sentirse pequeña y sola, profundamente sola… aunque una parte de ella sabía no volvería a estarlo nunca más.
— No te preocupes, pequeñito, yo te voy a cuidar con todo mi ser, y si nadie te quiere, yo tendré suficiente amor para los dos — musitó con una sonrisa triste mientras acariciaba su vientre.
Varios golpecitos sobre la puerta la hicieron alzar la vista. Un instante después, Francisca asomó la cabeza.
— ¿Puedo? — preguntó la muchacha con timidez. Ella asintió, invitándola con un gesto dulce para que se acercara — No quería molestarla, pero… como no ha comido nada hoy, pensé que quizás se le antojaba algo.
Calioppe torció una triste sonrisa.
— Gracias,