Todos están en el comedor cuando suena el celular de Bella. Ella mira la pantalla y ve el nombre de su hermano. Se pone nerviosa de inmediato. Benedict, que está a su lado, nota el cambio en su expresión.

—Puedes llamarlo más tarde, si quieres —sugiere con tono tranquilo.

—No, hablaré con él ahora —responde Bella mientras se pone de pie.

Toma su celular y se aleja hasta la sala. Al contestar, su voz tiembla apenas.

—Hola.

—Bella —dice Esteban del otro lado—, sé que no fuiste a Murano Co porque hablé con Amalia hace un rato y que los niños tampoco están en la escuela. Ven a casa, necesitamos hablar.

—De acuerdo, estaremos allí dentro de un rato.

Cuando la llamada se corta, Bella respira hondo. Trata de calmar el temblor en sus manos.

—¿Quieres que vaya a hablar con él? —pregunta Benedict, apareciendo de repente a su lado.

Ella se sobresalta.

—No, yo lo haré. Esto es entre mi hermano y yo. Prefiero lidiar con él yo misma.

Después de dejar todo listo, Bella y los niños se suben al auto.