A limpiar

Esmeralda se encontraba caminando por ésa inmensa casa, yendo de un lugar a otro, buscando algo.

El lobo estaba acostado en el sofá de la sala, disfrutando la tranquilidad hasta que sintió como ésa niña se acercaba y fruncio el ceño.

-Señor lobo, ¿dónde escondió mi peluche?- preguntó la pequeña, revelando qué era lo que buscaba.

-No sé.- respondió el hombre de manera cortante.

No tenía ganas de lidiar con ésa niña ahora, sólo quería disfrutar de su paz.

La pequeña al ver que el hombre no le daba atención en lo mas mínimo, fruncio el ceño, apretó sus puños y le dio un golpe al hombre en las costillas.

-¡Oye! ¡Que yo no fui esta vez, mocosa!

¡A lo mejor tu tonto peluche se aburrió de ti, cobró vida y se fue lejos para no volver
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