Capítulo 15

Se me llenaron los ojos de lágrimas al recordar a la única amiga que tuve, Marcela, ella tuvo un accidente y quedó muy mal, murió quince días después. Yo no me despegué de su lado en todos esos días. Ahí conocí mejor a José, que desde entonces me trató como a su hermanita. Él tenía diecinueve años. Desde que Marcela falleció, él nunca me dejó sola, siempre estuvo pendiente de mí.

Sentir la mano de Gabriel en la mía, me volvió a la realidad.

―¿Estás bien? ―me preguntó con preocupación.

―Sí, sí,

Él pasó una mano por mi mejilla, no me había dado cuenta de que estaba llorando.

―Perdón. ―Atiné a decir.

―¿Por qué pides perdón por llorar? No hay nada de malo en ello. Ven.

Me hizo levanta

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