Bueno, ya asumió a su bebé...
Capítulo 81 —VistoNarrador:Cédric seguía con el celular en la mano. La luz tenue del velador dibujaba sombras suaves sobre su rostro. Su pulgar flotaba sobre la pantalla, como si cualquier movimiento pudiera ser un error o una salvación.El nombre seguía ahí: Desirée Duval. Ya no estaba bloqueado.Y eso, aunque mínimo, lo cambió todo. No lo esperaba, no esa noche, no en ese momento. Había dejado de esperarlo, en realidad. Y sin embargo, ahí estaba.Se incorporó un poco en la cama. Respiró hondo. Abrió la ventana del chat. El historial marcaba que sus audios aún estaban sin ser escuchados, pensó en eliminarlos por que dolía saber que ella ni había reparado en ellos, sin embargo no lo hizo.Tecleó... borró... tecleó otra vez... dudó. Hasta que finalmente escribió algo.Algo que no pedía, no reclamaba, no explicaba. Solo… estaba:“No sé por qué me desbloqueaste, pero gracias. Espero que estés bien. Solo eso.”Lo leyó tres veces. Lo dejó reposar en la pantalla. Y entonces, lo envió.Desp
Capítulo 82 —RespiraNarrador:La mañana en la Fiscalía había empezado con un silencio espeso y una cafetera rota. Desirée ya no necesitaba café; el embarazo se encargaba de devolverle todo lo que osara tragar. Margot había salido a buscar un té de jengibre, mientras ella se aferraba al borde del escritorio, jadeando, con la frente sudada y un nudo en el estómago que no daba tregua. El vómito le ardía en la garganta y las piernas le temblaban. Desirée sostenía la cabeza sobre el basurero del despacho, una mano aferrada al escritorio y la otra sujetándose el vientre con fuerza. El aire olía a papel viejo y náusea, y lo único que deseaba era que Margot llegara de una mal*dita vez con ese té de jengibre. Pero en vez de su amiga, fue Samuel quien apareció en la puerta.—¿Desirée?Ella apenas giró el rostro, aún agachada junto al tacho de basura donde acababa de vomitar. Estaba pálida, con los ojos entrecerrados y una mano en el abdomen.—Carajo... —murmuró él, dando un paso al frente —¿Es
Capítulo 1 —Una despedida de soltero cualquieraNarrador:La música vibraba en el suelo y las luces danzaban como llamas entre la multitud. Ella entró al club nocturno junto a sus amigas, después de una larga semana en la oficina. No esperaba nada fuera de lo común. Solo quería beber algo fuerte, bailar un poco y olvidar que su vida estaba completamente programada.Tenía veinticuatro años, era abogada, decidida, con una belleza que llamaba la atención sin que lo buscara. Llevaba un vestido negro que marcaba sus curvas con la elegancia justa para destacar, pero no parecer desesperada por hacerlo.—Mira allá —murmuró una de sus amigas —Un grupo de hombres celebrando. Parece una despedida de soltero.—¿Cuál será el afortunado? —preguntó otra con una sonrisa maliciosa.Ella los observó. No se interesó en los que hacían ruido, en los que brindaban o se reían escandalosamente. Su mirada se detuvo en el hombre apartado del grupo, de pie junto a la barra. Llevaba la camisa blanca arremangada,
Capítulo 2 —Aquella nocheNarrador: El silencio en la habitación estaba roto apenas por el sonido de sus respiraciones entrecortadas. La sábana a medio cubrir, la piel húmeda, el cuerpo aún vibrando del orga*smo. Ella yacía boca arriba, con los ojos en el techo, mientras él, a su lado, seguía mirándola como si aún no pudiera creer lo que había pasado.—Aún no me has dicho tu nombre —murmuró él, con la voz grave y cargada de deseo contenido.Ella giró el rostro hacia él, con una sonrisa ladeada, aún sin aliento.—¿Y tú el tuyo?Él estiró la mano y le retiró un mechón de cabello de la frente.—Damas primero.—Lucía —dijo ella, sin pestañear.—Daniel—respondió él, después de un segundo de pausa, como si saboreara la idea de decirlo solo para ella.—Encantada, Daniel —susurró, con una sonrisa pícara —Aunque creo que ya nos conocemos bastante bien, asi que nada de apellidos.—Todavía no lo suficiente —murmuró él mientras se inclinaba sobre ella otra vez.La besó, lento al principio. Su le
Capítulo 3 —La invitaciónNarrador:El sonido de las llaves al caer sobre la mesita de entrada fue lo único que anunció su llegada. La joven cerró la puerta de su apartamento y se quitó los tacones como si le pesaran siglos. Aún tenía las mejillas encendidas y los labios sensibles. Se pasó los dedos por el cuello, allí donde él la había besado con fuerza, dejando marcas que no se borraban tan fácil.—¿Dónde demonios estabas? —preguntó su amiga Margot desde el sofá, con una taza de café en la mano y cara de curiosidad insatisfecha.Desirée soltó un suspiro mientras caminaba directo a la cocina.—No me lo vas a creer.—¿Te fuiste con uno de la despedida de soltero?Desirée se quedó en silencio, tomó una botella de agua y se la llevó a los labios. Cuando volvió a mirar a Margot, tenía una sonrisa maliciosa pintada en el rostro.—No solo me fui con él... me lo follé como si el mundo se fuera a acabar esta noche.Margot abrió los ojos como platos y se enderezó en el sofá.—¡No jodas! ¡¿Des
Capítulo 4 —Regreso a casaNarrador:Desirée se sentó frente al espejo y comenzó a peinarse. Intentaba parecer tranquila, pero había una inquietud que no podía explicar. Un nudo en el estómago. Como si algo no terminara de encajar.—Me da igual. Solo quiero cumplir, sonreír, tomarme un par de copas y desaparecer.—Claro… como la noche del club.Desirée la miró por el reflejo. Margot alzó su copa con una sonrisa cínica.—No te preocupes, Desirée. Es solo una boda más… ¿qué podría salir mal?El motor del auto zumbaba con suavidad, y el paisaje se deslizaba por la ventana como si no quisiera ser visto. Desirée conducía con una mano en el volante y la otra apoyada sobre su muslo, los dedos tamborileando con impaciencia. El vestido rojo colgaba cuidadosamente en el asiento trasero, protegido con una funda plástica, como si fuera más importante que todo lo que sentía en ese momento. No había música. Solo el sonido del camino y sus pensamientos.Hacía años que no veía a su madre. Ni llamadas
Capítulo 5 —Sí, soy yoNarrador:El salón estaba decorado con una elegancia casi asfixiante. Blancos, dorados, velas flotando en columnas de cristal, pétalos esparcidos por el pasillo principal. Desirée caminaba despacio, sintiendo cómo cada paso la acercaba más a un lugar donde no quería estar. Vestía el rojo que Margot le había insistido que usara. Estaba preciosa. Impecable. Irradiando seguridad… aunque por dentro sentía un nudo que no se iba.Los invitados murmuraban en pequeños grupos. Muchos la observaban con curiosidad, preguntándose quién era esa mujer con la espalda recta y la mirada altiva que llegaba sola, sin sonreírle a nadie.La ceremonia aún no comenzaba. Se acercó al altar, como si eso pudiera hacerla sentir parte de algo. No lo logró, todo era ajeno, distante. Y, aun así, ahí estaba.Una voz la hizo girar la cabeza. Una risita entrecortada, pasos y entonces lo vio; era él.Vestido de traje oscuro, camisa blanca, el cabello perfectamente peinado hacia atrás. Caminaba c
Capítulo 6 —El infierno no era rojo... era ella.Narrador:El aire afuera estaba más frío que adentro, pero Desirée no lo sentía. Caminaba rápido, con el vestido rojo ondeando tras sus pasos, el corazón golpeándole el pecho y los dientes apretados de pura rabia. No podía soportarlo ni un minuto más. El aplauso de los invitados, las risas, el brindis. Las manos de su madre sobre el brazo de él. Sobre su brazo.Ese hombre, ese maldito hombre con quien se había acostado, ese cuerpo que había saboreado con su lengua, esa voz que había susurrado su nombre falso mientras la hacía gritar de placer. “Daniel” ¡Claro que Daniel no existía! Era Cédric. Y ahora era su padrastro, legal y asquerosamente.Desirée abrió la puerta del coche con manos temblorosas, pero antes de poder subir, una figura la detuvo. Fuerte y determinada. Su sombra cubrió la suya, y cuando alzó la vista, ahí estaba... Cédric.—Lucía, espera. Puedo explicarlo.Ella soltó una risa breve, filosa como una navaja.—Soy Desireé,