UPS...!!!
Capítulo 76 —Mala praxisNarrador:A la mañana siguiente, la cocina olía a café recién hecho y tostadas con mantequilla. El sol entraba tibio por la ventana y Margot tarareaba algo mientras servía dos tazas.Desirée, sentada a la mesa con el cabello revuelto y la mirada aún a medio despertar, tomaba pequeños sorbos como si intentara convencerse de que era solo otro día cualquiera.El celular vibró sobre la mesa. Ambas lo miraron.Desirée lo tomó con cierto desgano, hasta que leyó en la pantalla el nombre de la clínica. El estómago se le contrajo.—¿Sí? —dijo, llevándose el aparato al oído.—Buenos días, doctora Duval —respondió la voz al otro lado, cordial pero profesional— Le hablamos del laboratorio. Ya tenemos los resultados de su análisis.Desirée tragó saliva.—Dígame —pidió, apenas un susurro.—Confirmamos embarazo —dijo la voz con claridad —Seis semanas, según los niveles hormonales.El teléfono se le resbaló de las manos.Cayó sobre la mesa con un golpe seco, amortiguado por el
Capítulo 77 —En voz altaNarrador:El celular vibró sobre la mesa. Margot estaba por ponerse el abrigo cuando vio el nombre en la pantalla. Descolgó sin pensarlo.—¿Desirée?Hubo un segundo de silencio al otro lado. Luego, la voz de Desirée llegó, baja, rota, apenas un hilo.—No puedo hacerlo sola.Margot se detuvo.—¿Dónde estás?—En casa. Necesito que me acompañes —volvió a decir, con esa fragilidad que solo se permite frente a ella.—¿A dónde?—A la clínica. Tengo hora.Margot cerró los ojos un momento, sintiendo cómo el pecho se le encogía. Luego respondió:—¿Estás segura?—Sí —dijo Desirée, pero la palabra no sonó como una certeza, sino como un esfuerzo —No me preguntes nada más, solo… ven.Veinte minutos después, Margot se subía al auto sin decir palabra. Desirée estaba pálida, con las manos aferradas al volante. En el trayecto no hablaron. Solo el sonido del motor y los semáforos cambiando de color marcaban el paso del tiempo.La clínica era pequeña, de fachada gris y sin cartel
Capítulo 78 —Color cenizaNarrador:La mañana había sido pesada, pero Desirée intentaba mantener el foco. Estaba revisando informes periciales cuando su secretaria le habló por el interno.—Doctora Duval, el doctor Villagrán está aquí. Pregunta si puede pasar.Desirée alzó la vista, sorprendida.—Sí, hazlo pasar.Unos segundos después, Samuel Villagrán entró en la oficina. Llevaba su traje impecable, el maletín en una mano y esa sonrisa cordial que lo había acompañado desde los tiempos universitarios.—Hola, Desirée.—Hola, Samuel —respondió ella, indicándole el asiento frente al escritorio —¿A qué se debe la visita?—Primero que nada, quería saber cómo estás. Si ya te dieron los resultados definitivos.Desirée bajó un poco la mirada.—Sí, ya me los dieron y fueron positivos.—¿Y cómo te sientes?Ella tardó un segundo en responder.—Todavía no lo sé..Samuel asintió con respeto.—Bueno... me alegra al menos que tengas la certeza, ya luego decidirás que hacer con ella. Y ahora, lo otro
Capítulo 79 —SoledadNarrador:Adrien entró a la oficina sin anunciarse. Conocía el horario. Sabía que, a esas alturas, Cédric aún estaría ahí, rodeado de expedientes, informes quirúrgicos y ese silencio espeso que parecía haberse instalado con él desde que firmó el maldito documento.Lo encontró tal cual imaginaba: encorvado sobre el escritorio, bata médica abierta, camisa arrugada y una mirada clavada en la pantalla, aunque era evidente que no estaba leyendo.—¿Desde qué hora estás aquí? —preguntó Adrien, cerrando la puerta tras de sí.Cédric desvió la vista apenas.—Desde antes de que saliera el sol. Y si todo sigue igual, me iré cuando vuelva a salir.—¿Estás operando por la noche?—Estoy operando cuando es necesario. Y cuando no, estoy firmando autorizaciones, revisando protocolos, entrenando residentes. Lo que sea, mientras me mantenga ocupado, sirve.Adrien se acercó, arrastró una silla y se sentó frente a él.—No puedes vivir así, Cédric.—¿Y cómo quieres que viva? —respondió s
Capítulo 80 —La primera charlaNarrador:Cédric tomó la copa de vino que tenía frente a él, la giró con suavidad entre los dedos y luego se recostó en la silla, sin dejar de mirarla.—Tendrías que haber aprovechado cuando ella estuvo aquí —dijo con calma— y haberle contado la verdad.Charlotte levantó lentamente la mirada, sin sorpresa, como si hubiera esperado esas palabras.—No. Me cerré por completo. Estaba convencida de que nunca me creería. Y preferí evitar ese trago amargo.Cédric apoyó la copa sobre la mesa, sin apuro.—Sigo pensando que fue una tontería.Ella alzó una ceja.—Tal vez lo fue. Pero... —suspiró —lo que pasó la hizo convertirse en quien es hoy. En esa mujer fuerte, brillante, implacable. Y sí, estoy orgullosa de ella. Mucho más de lo que soy capaz de decirle.Cédric asintió con un gesto casi imperceptible.—Bueno, es tu decisión. Y, al final, es tu vida.Estaba por levantarse cuando la voz de Charlotte lo detuvo.—¿Mi vida, Cédric? ¿O mi muerte?Él se giró hacia ell
Capítulo 81 —VistoNarrador:Cédric seguía con el celular en la mano. La luz tenue del velador dibujaba sombras suaves sobre su rostro. Su pulgar flotaba sobre la pantalla, como si cualquier movimiento pudiera ser un error o una salvación.El nombre seguía ahí: Desirée Duval. Ya no estaba bloqueado.Y eso, aunque mínimo, lo cambió todo. No lo esperaba, no esa noche, no en ese momento. Había dejado de esperarlo, en realidad. Y sin embargo, ahí estaba.Se incorporó un poco en la cama. Respiró hondo. Abrió la ventana del chat. El historial marcaba que sus audios aún estaban sin ser escuchados, pensó en eliminarlos por que dolía saber que ella ni había reparado en ellos, sin embargo no lo hizo.Tecleó... borró... tecleó otra vez... dudó. Hasta que finalmente escribió algo.Algo que no pedía, no reclamaba, no explicaba. Solo… estaba:“No sé por qué me desbloqueaste, pero gracias. Espero que estés bien. Solo eso.”Lo leyó tres veces. Lo dejó reposar en la pantalla. Y entonces, lo envió.Desp
Capítulo 82 —RespiraNarrador:La mañana en la Fiscalía había empezado con un silencio espeso y una cafetera rota. Desirée ya no necesitaba café; el embarazo se encargaba de devolverle todo lo que osara tragar. Margot había salido a buscar un té de jengibre, mientras ella se aferraba al borde del escritorio, jadeando, con la frente sudada y un nudo en el estómago que no daba tregua. El vómito le ardía en la garganta y las piernas le temblaban. Desirée sostenía la cabeza sobre el basurero del despacho, una mano aferrada al escritorio y la otra sujetándose el vientre con fuerza. El aire olía a papel viejo y náusea, y lo único que deseaba era que Margot llegara de una mal*dita vez con ese té de jengibre. Pero en vez de su amiga, fue Samuel quien apareció en la puerta.—¿Desirée?Ella apenas giró el rostro, aún agachada junto al tacho de basura donde acababa de vomitar. Estaba pálida, con los ojos entrecerrados y una mano en el abdomen.—Carajo... —murmuró él, dando un paso al frente —¿Es
Capítulo 1 —Una despedida de soltero cualquieraNarrador:La música vibraba en el suelo y las luces danzaban como llamas entre la multitud. Ella entró al club nocturno junto a sus amigas, después de una larga semana en la oficina. No esperaba nada fuera de lo común. Solo quería beber algo fuerte, bailar un poco y olvidar que su vida estaba completamente programada.Tenía veinticuatro años, era abogada, decidida, con una belleza que llamaba la atención sin que lo buscara. Llevaba un vestido negro que marcaba sus curvas con la elegancia justa para destacar, pero no parecer desesperada por hacerlo.—Mira allá —murmuró una de sus amigas —Un grupo de hombres celebrando. Parece una despedida de soltero.—¿Cuál será el afortunado? —preguntó otra con una sonrisa maliciosa.Ella los observó. No se interesó en los que hacían ruido, en los que brindaban o se reían escandalosamente. Su mirada se detuvo en el hombre apartado del grupo, de pie junto a la barra. Llevaba la camisa blanca arremangada,