Capítulo 112 —Mamá dragona
Narrador:
El desayuno ya casi había desaparecido de la bandeja. Las tostadas estaban frías, el té a medio tomar, y la banana olvidada en un rincón del plato. Pero eso no importaba. Desirée estaba acurrucada contra el pecho de Cédric, envuelta en las sábanas, con una pierna sobre las suyas y la respiración acompasada, tranquila.
Él le acariciaba el cabello con movimientos lentos, mientras dejaba que el tiempo se estirara un poco más. Pero no podía quedarse mucho más. Lo sabía. Y también sabía que ella lo iba a odiar por recordarlo.
—Des… —murmuró, bajito, como si no quisiera romper el hechizo—. Tengo que irme.
Ella frunció el ceño sin abrir los ojos y se aferró más fuerte a su cintura, como si pudiera atarlo con un solo movimiento.
—No —murmuró contra su pecho—. Quédate conmigo todo el día. No salgas de esta cama. Olvidemos que existe el mundo.
Cédric sonrió con dulzura y le besó la frente.
—¿Recuerdas al niño de cuatro años? El que tiene el tumor complicado…