Corro por el pasillo desesperada, con una maleta con ruedas en una mano y en la otra una bolsa enorme y pesada que insiste en golpearme con cada paso que doy.
¡Maldita sea, maldita sea!
Doblo a la izquierda y busco frenéticamente la señal que indica en qué dirección debo tomar, hasta que veo a Zephan desaparecer por la esquina de un pasillo. Corro hacia ti y una mujer me llama la atención y me dice que está prohibido correr por los pasillos del hospital.
¡Maldita sea, vamos! ¡Mi sobrina va a nacer!
Doblo la esquina y veo el letrero "Sala de preparto" que indica que he llegado al ala correcta. Pregunto en el mostrador en qué habitación está mi hermana, y una amable enfermera me señala y sonríe.
Lo primero que escucho cuando abro la puerta es un gemido de dolor de Vanora. Ella está sentada encima de una pelota y una mujer pasa una especie de carro de madera en su espalda. Tu mirada asesina me encuentr