Al llegar a la casa la sensación de chocar contra la realidad la impactó por sorpresa, se sintió como si hubiese chocado contra una pared de ladrillos ¿Qué había hecho? Se había convencido a sí misma de que era lo necesario pero, ¿en verdad podía con todo aquello?
Esteban y ella no habían hecho el amor, no habían tenido una conexión sentimental, habían tenido sexo, uno tan carnal como nunca antes lo habían hecho y, a pesar de ello, a Brooke le había gustado. Treinta minutos demoraba el trayecto desde las oficinas de Esteban hasta la mansión de Massimo en donde estaba ahora, treinta minutos habían pasado ya y toda su piel todavía hormigueaba como si Esteban la estuviese tocando aún.
Las sensaciones las tenía a flor de piel, su cráneo cabelludo todavía estaba protestando debido a los jalones que él le había dado a su pelo, sus muñecas seguían rojas debido a la presión de su mano contra ellas, su trasero seguía picando por las palmadas que le propinó pero eso no era lo peor de todo, no,