Inesperadamente, esa mañana los gemelos entraron a la habitación, encontrando a Brooke durmiendo junto a eu padre. Para los pequeños aquello pareció ser la mejor noticia del mundo, su padre tenía novia y ellos una nueva mamá.
—¡Papá, papá! Tú y Brooke, son novios —exclamó emocionada Mery.
—Sí, mi amor. Brooke es mi novia.
—¿Y será nuestra nueva mamá? —preguntó entusiasmado Max. Massimo miró a Brooke y ella asintió con su cabeza.
—Sí, mi amor. Seré una madre para ustedes. —respondió ella y los gemelos saltaron de alegría, disputándose los dos el abrazo de Brooke.
Aquello no sólo hizo sentir feliz a los pequeños, sino que el deseo de Massimo se volvía realidad con la ayuda de sus hijos.
—Ahora, vayan a arreglarse. Hoy saldremos de paseo a donde ustedes quieran.
—Al parque —respondió Max.
—No, a la piscina —espetó Mery.
—Pónganse de acuerdo con Brooke, yo iré a ducharme y sí para ese momento, no llegan a un acuerdo, seré yo quien escoja.
Los niños hicieron pucheros, los planes d