[Lilian Caballero]
—Te ves hermosa.
Sonrío, siento como mis mejillas se sonrojan al perderme en la
mirada de esos ojos color negro aceituna que me desnudan con la
mirada.
—Tu elegiste mi atuendo, ¿recuerdas? —mi novio sonríe con
satisfacción, recorre mi cuerpo con su vista de arriba abajo después
toma mi mano y la besa.
Le correspondo con un beso en los labios.
—Ya debemos irnos o se nos hará tarde.
Rodeo la silla de ruedas, empujo la silla de ruedas hacia el exterior
de nuestra habitación.
—Esta silla es eléctrica, mi amor —me recuerda Roberto, sonrío un
tanto traviesa.
—Eso ya lo sé —le susurro —pero se me hace algo tierno ser yo
quien la dirija, no todos los días se puede ver al abogado Roberto
Abad en silla de ruedas, necesitando ayuda de los demás.
Roberto suelta una carcajada.
—Entonces aprovecha ahora que me tienes a tu merced.
(…)
Entramos a la casa con ayuda de Sam, todo en su interior se veía
decorado de manera tan elegante. En el recibidor nos dio la
bienvenida un adorable S