La guerra de los clanes
La guerra de los clanes
Por: Perséfone
La decisión de Deyanira

Capítulo 1.

Capítulo 1; La decisión de Deyanira.

El resplandor de la luna se reflejaba en un gran charco de agua, por el cual dos personas pasaron corriendo a toda prisa haciendo que este salpicará.

Aquellas personas estaban corriendo en un inmenso bosque, huyendo de alguien.

— ¡Ellos nos atraparán, mi bebé, le pueden hacer daño!— dijo aquella mujer muy angustiaba y la cual acababa de parir, ella llevaba a una pequeña entre sus brazos, a la cual intentaban defender.

— ¡Cariño, lo lograremos!, No tengas miedo, no dejaré que ellos les hagan daño — dijo aquel hombre sin parar de correr, mientras la intentaba animar un poco e intentaba que su amada no se rindiera, no era momento para darse por vencidos.

Cada vez que corrían y ejercían sus fuerzas en cada paso que daban, sus fuerzas se iban agotando, pero eso no sería un impedimento porque tenían algo en mente... Proteger a su pequeña.

La vida de aquellas tres personas dependía de que por ningún motivo, se detuvieran. Pero por más que corrieran, no podían perder de vista a aquel grupo de personas, los cuales se encontraban corriendo detrás de ellos, siguiéndoles el paso, seguían teniendolos acorralados, ellos eran muy veloces.

— ¡Por más que intentamos perderles el paso, ellos nos siguen! — dijo la mujer muy asustada, mientras tenía la respiración demasiado agitada.

De pronto, una flecha se encrusto en un árbol, el cual se encontraba en el bosque del cual seguían sin poder salir... Tanto era su angustia por perderlos, que no podían encontrar la salida.

— Lo sé cariño, sujeta muy bien a nuestra bebé. Intentaré alejarlos, váyanse por favor, sin importar que es lo que me pase, no regresen. ¿Escuchaste?, No regresen y váyanse lejos — dijo aquel hombre con determinación para luego darle un tierno beso en la frente a ambas.

Él sabía que si no hacía algo pronto, los tres iban a morir, así que sin pensarlo más se alejo, dejando a su esposa aún con los ojos llorosos y muy angustiada junto a su bebé, para que ambas pudieran escapar. Él prefería arriesgarse y dar su vida, aquel hombre prefería eso a que su esposa y su pequeña sufrieran un cruel destino.

La mujer no podía y no queria que algo malo le pasará a su pequeña la cual se encontraba aun dormida, el ajetreo de tanto correr por parte de su madre, la había adormecido. La mujer sin pensarlo mucho obedeció a su amado. Tenían que protegerla costará lo que tuviera que costar, pero para su sorpresa, aún cuando está mujer estaba huyendo alguien logro posicionarse enfrente de ellas haciendo que esta se detuviera de inmediato, para que luego tragara saliva, se notaba muy nerviosa. Sabía que estaba perdida y que este podría ser su fin, el fin de ambas.

— ¿Creyeron que podrían esconderse de mi?—

La persona que las había logrado acorralar, que las había dejado sin ninguna salida aparente, sonreía muy ampliamente, parecía que todo esto le estaba divirtiendo y que para él todo era un simple juego. Era como si estuvieran jugando al gato y al ratón; y aquella mujer... era la presa.

— ¡Cariño, no le des a nuestra bebe!— 

La mujer se sorprendió mucho, ella conocía aquella voz a la perfección, así que volteó a ver rápidamente mientras empezaba a llorar cada vez con más intensidad.

Su esposo estaba siendo sujetado por dos hombres, cada uno lo estaba sujetando de cada brazo con total fuerza. Esto a aquella mujer la destrozaba por dentro, pero sabía muy bien que no podía hacer nada al respecto. Tenían que proteger a aquella pequeña, a su hija. La niña que había llegado a iluminar sus días, y no querían dárselas así de fácil.

— Dame a tú bebé o la vida de tú marido acaba en este momento— dijo la persona enfrente de aquella mujer, sin emoción alguna. Parecía que todo esto no le importaba en lo más absoluto, esa persona solo quería una cosa y era a la pequeña que acababa de nacer.

La mujer volteó a ver de nuevo a la persona que le acababa de decir aquellas crueles palabras.

— ¡No puedo darte la!, Es mi hija. Por favor déjenos ir — soltó entre súplicas aquella mujer mirando a aquella persona que se encontraba al frente de ella con mucha furia, para luego mirar a su hija con mucho amor. — no puedo — susurró mientras abrazaba a su hija con mucha fuerza, ella no la quería soltar y mucho menos pensaba hacerlo.

De pronto, un pequeño disparo se escucho a sus espaldas. Ella se asusto demasiado, sabía a lo que se atenia al negarse y las consecuencias estaban ahí, ella volteó a ver de inmediato temiendo se lo peor.

Ella miro aterrada al poder ver lo que acababa de pasar, ella no lo podía creer, simplemente no podía creer aquel acto atroz.

Su amado se encontraba tirado en el piso, ella con rápidez y sin pensarlo corrió aún con su bebé en brazos hasta donde se encontraba él y se puso de rodillas abrazándolo con demasiada fuerza. De repente lo soltó y miro su mano, esta estaba llena de sangre. Su respiración se empezó a agitar, pero respiro muy hondo y se empezó a controlar. Ella sabía que no era momento para cometer alguna tontería.

A su amado le habían disparado.

— Te amo — dijo aquel hombre muy débil, para luego con mucho esfuerzo, darle un tierno beso en los labios.

— ¡Dame a tú bebé!— seguía exigiendo aquella persona aún con todo lo que estaba pasando, sin poder ver el daño que le estaba ocasionando a aquella familia. A esa persona no le importaba lo que estaba sucediendo, esa persona solo quería a la niña.

— ¡Es mía!, Por favor déjen la— suplicaba la mujer con total desesperación.

Aquella persona misteriosa solo dio unos chasquidos con sus dedos y con ello de repente, dió la orden para que capturaran a la madre de la pequeña.

— Acaben con ella, la bebé me la quedaré yo — soltó mientras que sin remordimiento alguno, tomo entre sus brazos a la bebé.

— ¡No, mi hija!— dijo la mujer entrando en pánico, mientras intentaba safarse del duro agarre, del cual la tenían agarrada aquellos cómplices de ese ser tan malvado.

Después de aquella insensante pelea, se escuchó un disparo de nuevo.

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— Después de todo eso, logramos capturar a aquel hombre del clan de los vampiros; Un ser tan malvado y el cual había sido culpable de lo que le había pasado a tus padres, pensamos que ellos podrían seguir con vida. Pero lamentablemente no fue así, habíamos llegado demasiado tarde, pero afortunadamente te pudimos liberar de las garras de aquel rufián, el cual desapareció al yo tenerte entre mis brazos, se escapó. Lastimosamente y hasta está fecha no hemos sabido nada con respecto a su paradero, pero de algo estoy muy segura y es que tus padres lucharon hasta el último momento por protegerte. Pero para mala suerte de tus padres, ellos en ese momento se habían quedado sin municiones para poder seguir luchando y tú madre acababa de parir, ella no tenía muchas fuerzas para ser de mucha ayuda, fue muy lamentable todo lo que tuvieron que pasar — dijo aquella señora muy triste, ella mostraba que todo eso que pasó le dolía mucho.

— Wow madre suplente, ¡Me encanta escuchar esa historia!, Del como mis padres me protegieron hasta el último momento, pero me duele no poder verlos y saber todo lo que tuvieron que atravesar— 

Dijo aquella joven de cabellera larga que le llegaba hasta la cintura y un poco esponjada, ojos café, al parecer ella media un metro con cincuenta y cinco centímetros, aquella jovencita de 17 años, deslumbrante sonrisa y que portaba el uniforme muy limpiamente, el cual constaba de una camisa de mangas largas y blanca, con una falda de cuadros que le quedaba hasta las rodillas.

— ¡Tonterías!, Deyanira por favor déjame de decir madre suplente, yo me llamo Layla y lo sabes muy bien, pero en la escuela dime solo directora. Le prometí a tus padres que si algo les llegaba a pasar, te cuidaría muy bien y sabes que las promesas que hacemos en nuestro clan, se tienen que cumplir. Además de que no me podía negar, ellos habían sido tan buenas personas y los mejores cazadores — dijo aquella señora mostrando una radiante sonrisa.

Deyanira quería mucho a la directora y ella la quería a ella. Layla quería a Deyanira como si está en realidad fuera su propia hija, ella no tenía hijos propios y mucho menos esposo, ya que se había entregado del todo a qué Topofa se hiciera muy fuerte y ella era un pilar muy importante para que esto sucediera, sin su escuela, muchos alumnos no lograrían convertirse en los mejores cazadores de vampiros, y por él momento ella era la líder de ese clan.

— Está bien, pero me encanta saber que mis padres se la jugaron todo por protegerme, aunque sigo sin explicarme qué hacían en ese lugar, bien había podido mi mamá tenerme dentro de la fortaleza y no exponerse a tanto daño y peligro allá afuera — dijo , mientras se notaba un poco confundida y triste por aquella situación.

— Según tengo entendido, tus padres salieron para respirar un poco de aire fresco, pero de repente tú madre empezó a tener contracciones, así que podría ser que caminaron a un hospital cercano para que pudieras nacer con bien, pero las contracciones de tú madre eran tan fuertes que no pudieron seguir y tuvieron que encontrar un lugar seguro en el bosque, ya que se encontraban muy lejos de esta fortaleza. Lo sé porque cuando salieron se lo contaron a una amiga muy cercana a ellos y ella me lo dijo, lo demás lo mostraron las cámaras de seguridad, pero en realidad creo que nunca sabremos que pasó con exactitud, por el hecho de que no se pudo ver todo al revisar aquellas cámaras, solo el tramo que se encuentra a la entrada. Pero a pesar de todo tienes que convertirte en la mejor caza vampiros, para que ellos se puedan sentir orgullosos ya que como sabes, tus padres fueron los mejores— soltó Layla con orgullo.

La directora mostraba emoción en cada palabra que decía.

Aunque a Deyanira seguía sin poder cuadrarle el porque sus padres salieron de la fortaleza, ¿Solo por aire fresco?, Ella creía que esto era más que nada una excusa, que algo había detrás de todo esto o tal vez solo lo estaba imaginando, pero ella decidió no decir nada al respecto, confiaba mucho en Layla.

— Lo se, ¡Lograré ser la mejor caza vampiros de la historia!, Lo prometo— sonrió con las manos empuñadas.

Deyanira no se pensaba rendir con facilidad, ella quería seguir el gran legado que sus padres le habían dejado, un gran ejemplo como los mejores caza vampiros de la historia y ella pensaba seguir con esa tarea que se le había dejado.

— Deyanira, recuerda esto; tus padres lo dieron todo por el clan de los caza vampiros, no los defraudes por favor — soltó la directora mientras se paraba de su asiento y sin decir una palabra más, salio de la habitación de aquella joven, dejándole así, una gran responsabilidad entre sus manos.

— Seré la mejor caza vampiros de la historia. Mamá, papá, les prometo que se sentirán muy orgullosos de su pequeña — soltó Deyanira mientras se ponía las manos sobre el pecho, una promesa había hecho y la cual planeaba no romper.

En el clan de los caza vampiros las promesas eran muy importantes para cada uno de sus miembros y estás no se debían de romper por ningún motivo.

La historia de aquella joven era muy triste, sus padres habían sido asesinados a manos de los malvados vampiros y Deyanira quería cobrarles todo el daño que le habían ocasionado, especialmente al ser malvado que la había dejado huérfana.

Todos los miembros del clan de los caza vampiros, vivían dentro de una gran fortaleza, los cuales llevaban de nombre “el clan Topofa" que significaba “todo por la familia", los familiares de los chicos que estaban en proceso de convertirse en caza vampiros se encontraban en unas casas muy apartadas, mientras que ellos vivian en un internado. Ellos tenían prohibido salir a tan altas horas de la noche y sin autorización de la directora, las visitas de familiares solo eran fines de semanas para que ninguno pudiera tener alguna distracción en el transcurso de su entrenamiento. Layla tenía todo en orden para poder llevar una grata convivencia con todos los habitantes de aquel lugar.

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