Capítulo 2

Isabel: tienes razón. Además, necesito decirte algo importante, pero no debemos de seguir hablando aquí, porque nos pueden escuchar.

Ella se levanta de su asiento para poder dirigirse a la cafetería y en unos cuantos minutos llegan. Ellas piden sus almuerzos y empiezan a comer, después de que terminaron Isabel respira para poder hablar con su amiga

Ariadna: desde que llegamos a la cafetería estas extraña. Seguramente eso tiene que ver con lo que quieres hablar conmigo y siempre estaré a tu lado para aconsejarte.

Isabel: muchas gracias, Ariadna. Nada más que esto nadie lo tiene que saber y es que me voy a casar con el señor Hamilton, el día de mañana.

Ariadna: serás la esposa de tu único amor. Ahora, me puedo imaginar las razones por la cual te pidió matrimonio, estás de acuerdo con esto.

Isabel: es algo que quiero hacer. Aunque nadie se entere de que estamos casados y después de que nos divorciemos me voy a tener que despedir de este amor que siento por él.

Ariadna: lo siento tanto, amiga. Pero, siento que alguien algún día se enamorara verdaderamente de ti, pero lo único que te va a quedar es tiempo para olvidar y al final ese sentimiento lo veras como simple ilusión que invento tu corazón para no sufrir por amor.

Isabel: no será tan fácil olvidar. Él jamás sentirá lo mismo que yo, además los hombres como él no se fijan en mujeres feas y eso es lo que soy. Nada más que la vida tiene que continuar y debo de ser feliz.

Ariadna: exactamente, amiga. No debes de aferrarte a un amor no correspondido, porque un día te llegara el momento de conocer el verdadero amor y de esa manera podrás distinguir lo que sientes en tu corazón cuando estés enfrente de esa persona.

Isabel: se distinguir perfectamente mis sentimientos y él es mi verdadero amor. Estoy completamente segura de eso y no quiero seguir hablando más de él, ahora que se terminó la hora del almuerzo debemos de irnos hacer nuestro trabajo.

Ellas se levantan de sus asientos y se dirigen a sus escritos para continuar con sus trabajos. Así el tiempo siguió su curso hasta que al fin se había término el día de trabajo, Isabel suspira al darse cuenta de eso, porque sus compañeros de trabajo ya se iban y su amiga la estaba esperando para irse juntas igual como todos los días, pero lo único bueno de esto es que su jefe no la necesito en todo este tiempo

Ariadna: seguramente estas esperando a tu jefe para seguir sus órdenes. Nada más te recuerdo que se terminaron las horas de trabajo y llego el momento de irnos.

Isabel: tienes razón. Debemos irnos y como siempre nunca me doy cuenta de la hora, sino veo movimientos de los demás empleados.

Ariadna: definitivamente te gusta tu trabajo porque no sientes el tiempo que pasa. Eres la única asistente personal que le ha durado al jefe y más sabiendo el carácter tan difícil que tiene y espero que no me haya escuchado.

Isabel: no debemos hablar del señor Hamilton. Porque un día de estos nos puede escuchar y seguramente ya no tardara en salir de su oficina.

Ella se levanta de su asiento y se va junto a su amiga para subir al elevador, nada más lo que no imagino es que su jefe la está observando y sus miradas se conectaron, pero era la primera vez que pasaba algo así, la puerta del elevador se cierra para después llegar a la planta baja y ellas se bajan para poder salir de la empresa

Ariadna: aquí me despido de ti, amiga. Solamente que es una lástima que no te pueda acompañar hasta tú casa, porque debemos de tomar caminos diferentes para llegar.

Isabel: no te preocupes por mí. Esperare el autobús para poder irme a casa y ahí viene el tuyo, ahora si nos vemos hasta mañana.

Ariadna: está bien, solo que me di cuenta como se te quedaba viendo el jefe y tú también. Pero es extraño que no haya salido todavía de la empresa, si cuando nos subimos al elevador él iba saliendo de su oficina.

Isabel: la única razón por lo cual todavía no lo ha hecho debe de ser porque se le olvido algo en su oficina. Además su comportamiento es de lo más normal.

Ella se despide de su amiga y la ve subirse al autobús, ahora había llegado el turno de esperar el suyo, nada más que de repente siente una mirada de alguien y sabía perfectamente de quien era, pero el no pierde la oportunidad de acercarse a ella

Sebastián: todavía no se ha ido señorita Hendersen. Pensé que ya estabas de camino a su casa, ahora será mejor que te lleve y no puedo dejarte sola.

Isabel: estoy bien. El autobús no tarda en llegar y no se le olvide que tiene una cena con su familia, será imposible que me lleve a mi casa.

Sebastián: muchas gracias por recordármelo. Eso significa que tengo el tiempo justo para hacerlo, así que está decidido y no diga nada porque vamos a tardar más tiempo en hacerlo, pero no me importa hacer esperar a mis padres por ti.

Isabel: seguramente nada de lo que le diga lo podrá hacer cambiar de opinión y no puedo negarle ese gesto de amabilidad que tiene hacia mí.

Sebastián: es la primera vez que intento hacer algo por usted. Porque siempre ha sido indispensable para mi tenerla en mi vida y todavía no entiendo la causa de esto.

Isabel: es que soy la única persona que ha estado a su lado durante mucho tiempo. Solamente creo que muy pronto me remplazara cuando se termine nuestro acuerdo.

Sebastián: tienes razón, se me olvido ese pequeño detalle. Después tenemos de arreglar ese asunto, nada más que ahora no debemos de perder el tiempo.

Él toma su mano para después sonreír, ellos se dirigen al estacionamiento de la empresa y cuando llegan Sebastián la ayuda a subir a su auto para posteriormente hacerlo el también y así se dirigen a su destino

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