41... Sube

Las horas pasaron y por lo menos mi enfado con Max hizo que dejara de pensar en la conferencia.

El tren se detuvo al fin llegando a mi destino.

Bajé y comencé a alejarme de la estación, antes de poder tocarme con el innombrable.

Le hice la parada a varios taxis, pero todos iban ocupados, como dice el dicho: Si Hanna no va al innombrable, el innombrable viene a ella.

“Sube.” Me pidió desde dentro de su auto.

“Muerete.” Le grité.

“Después de que te subas” habló él.

“Ya te dije que no quiero.”

“Deja de ser infantil y sube al maldito auto” ya se ve molesto, por lo menos no soy la única, que se pierda, no quiero verlo.

“Ya dije que no, lávate los oidos. Genial, dejé de ser mediocre e ilusa, a ser infantil, me encanta.” Pronuncie sarcásticamente mientras trataba de buscar otro taxi, cómo odio no tener mi auto en este momento.

“Hanna no me hagas que te suba a la fuerza.” Mencionó, pero ni siquiera volteé a verlo.

“Déjame en paz Maximiliano, puedo irme en taxi” por suerte para mí, pasó un tax
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