Sylvia instintivamente abrazó a Isabel con más fuerza.
Isabel levantó su cara regordeta del pecho de su madre y le gritó a Odell, “¡Gran Malvado, vete! ¡No mires a mi mami!”.
Su pequeña voz de niña ya era clara y fuerte.
Odell frunció el ceño. “Te esperaré afuera”.
Sus palabras eran para Sylvia.
Luego dejó a la madre e hija a solas.
La niña volvió a enterrar su rostro en el pecho de Sylvia y la abrazó con más fuerza. “¡Mami, no te vayas!”.
Sylvia le dio unas palmaditas en la cabeza a la niña. “Mami no se va. Solo voy a tener unas palabras con papi”.
“¿En serio?”. La niña la miró con ojos anhelantes.
Sylvia respondió con una sonrisa, “Por supuesto. Volveré pronto”.
Isabel hizo un puchero, pero finalmente soltó a su madre.
Sylvia puso a Isabel al lado de Liam y le dijo al niño, “Liam, cuida bien de tu hermana mientras no estoy. Volveré enseguida”.
Liam tomó la mano de Isabel y dijo, “Mami, no te preocupes”.
“Está bien. Gracias”. Sylvia le dio unas palmaditas en