Liam mantuvo una expresión estoica, los labios fruncidos y una pizca de frialdad en los ojos.
Después de una breve pausa, miró fijamente a Caprice, su semblante rubio y húmedo retrataba la vulnerabilidad como una damisela en apuros.
—¿Entonces crees que Heather y yo estamos saliendo? —Preguntó Liam, su tono revelaba un toque de curiosidad. Caprice respondió con un tarareo pensativo.
—¿Es por eso que rechazaste nuestro compromiso? —presionó más, buscando una aclaración.
—Mhmm—, reflexionó Caprice, sacudiendo ligeramente la cabeza. —No exactamente.
Liam, todavía con su exterior frío, investigó la otra razón detrás de su negativa. Caprice, sonrojada y visiblemente inquieta, luchó por expresar sus pensamientos, desviando la mirada.
—Es porque tú... tú no... comenzó Caprice pero vaciló, incapaz de articular sus sentimientos en persona.
Liam, al observar su cambio de la compostura al malestar, presionó para que le aclarara.
—¿No sé lo qué?
Su conversación se detuvo