Flint se aclaró la garganta, rompiendo el silencio momentáneo. En respuesta, Liam, en su habitual tono profundo, pronunció:
—Nada. Sylvia recuperó la compostura, mientras Isabel y Flint buscaban mecánicamente sus cubiertos. Odell, dirigiéndose a Liam, sugirió:
—Vamos a comer.
Caprice, desconcertada por el abrupto cambio de atmósfera, lanzó una rápida mirada a Liam, pero su rostro no traicionó ninguna emoción. Asumiendo que era producto de su imaginación, comenzó a comer.
...
Más tarde esa noche, después de cenar, Isabel tenía compromisos laborales y Flint se excusó para regresar al laboratorio. Sylvia y Odell, lidiando con el desfase horario debido a su vuelo nocturno, decidieron retirarse a descansar un poco. Después de una breve conversación con Caprice, Sylvia se volvió hacia Liam y le dijo:
—Liam, lleva a Caprice a casa.
Liam gruñó en reconocimiento y Sylvia añadió:
—Asegúrate de volver después. Tengo algo que decirte.
Después de un momento de silenci