"Estoy leyendo". Un rápido pensamiento después, Odell continuó con una pregunta: "¿Ya comistes?".
Sylvia dijo en voz baja: "Todavía no".
"Ya es tarde. ¿Por qué no has comido nada todavía?", dijo Odell.
Tara estaba esperando esto. Despegó los labios y dijo: "No me encuentro bien. No tengo apetito".
La voz de Odell se hizo grave al decir: "Ya le he advertido a Sylvia que no vuelva a meterse contigo. Date prisa y come algo. No te preocupes más".
Tara frunció el ceño.
¿Solo una advertencia?
Levantó las cejas fruncidas y dijo con tono desanimado: "Vale, Odell. Pero creo que Sylvia me odia de verdad. Ahora es una artista famosa. Incluso el presidente de la Asociación de Arte intenta adularla. Me temo que podría recurrir a algún turbio plan en secreto".
"No lo haría".
"Pero...".
Odell la detuvo. "Si vuelve a meterse contigo, haré que Sunflower desaparezca del mundo del arte, para siempre".
Los ojos de Tara brillaron. Ella seguía siendo lo que más le importaba. Sin embargo