Sherry le aseguró a su hija:
—Está bien, mamá promete no volver a decir algo así nunca más.
Caprice sonrió y finalmente pareció feliz. Sherry la besó en la mejilla y Caprice le devolvió el mismo favor, simbolizando su reconciliación. Sherry sonrió y llevó a Caprice a la cama.
John observó a Sherry con una sonrisa formándose en el rabillo del ojo, encontrando divertida la interacción entre madre e hija. Sherry le lanzó una mirada y él respondió con una tierna sonrisa, sugiriendo:
—Le haré compañía a Caprice por un tiempo. ¿Por qué no descansas un poco?.=
Había un gran sillón reclinable al lado del sofá con mantas y almohadas encima, lo que proporcionaba un lugar adecuado para que Sherry descansara un poco. Sintiéndose cansada, asintió y se dirigió al sillón reclinable sin protestar. Después de quitarse el abrigo y los zapatos, se reclinó en la silla, se cubrió con la manta y cerró los ojos.
El silencio llenó la habitación, y justo cuando estaba a punto de quedarse dormida,