Mirar el rostro sereno y dormido de Caprice sólo fortaleció la determinación de Sherry:
—Mientras Caprice sea feliz, yo seré feliz.
Una sombra cruzó los ojos de Carl e inconscientemente apretó los puños.
—Incluso si te divorciaras de John, aún podrías ser la madre de Caprice. Nada te impide visitarla...
¡Estallido!
El repentino y fuerte portazo de un auto los sobresaltó a ambos, haciendo que Carl se pusiera tenso. Sherry se giró cautelosamente para encontrar al hombre que había prometido esperar en el auto acercándose ahora con una leve sonrisa.
Se acercó y se dirigió a Carl:
—Joven amo Sager, persuadir a una madre para que se divorcie de su marido en presencia de su hija no parece muy apropiado.
Carl reaccionó enojado:
—Sherry es una amiga íntima mía. Le sugiero lo que es mejor para ella.
John mantuvo su sonrisa estoica.
—No hay necesidad de preocuparse por ella. La cuidaré bien de ahora en adelante.
Sherry, sin interés en su pelea, se volvió hacia Carl: