El crupier se acercó a la mesa donde reconoció el cubilete que contenía los dados y lo agitó, todo en una presentación rápida y profesional.
¡Estallido!
La copa cayó sobre la mesa.
El presentador anunció con un sonido vibrante:
—Todo el mundo, por favor, adivine.
Todos intercambiaron miradas en blanco durante unos segundos antes de tomar las señales que estaban frente a ellos en la mesa.
Hubo un número variable de suposiciones.
Sylvia miró a su alrededor antes de volverse hacia Odell.
Odell lo miraba. De repente ella le preguntó:
—¿Qué te parece?
Sylvia responde sin comprender:
—No lo sé.
Ella tenía muy poca experiencia
Odell dijo:
—Solo haz una conjetura.
A esto, Sylvia respondió:
—Yo no quiero.
Nunca se registró así que no quería adivinar.
¿Eres el culpable del error?
Odell lo miró a los ojos y esbozó una ligera sonrisa antes de mostrar cierta señal en la mesa.
El letrero que levantó tiene el número cuatro escrito en él.
Sylvia frunció e