Cuando Sylvia se levantó, perdió el equilibrio. Además, como había usado demasiada fuerza, no solo no pudo apartar a Odell, sino que terminó arrojándose a sus brazos.
Impacto.
Su cabeza golpeó contra su pecho.
Sylvia quiso dar un paso atrás, pero descubrió que Odell la tenía abrazada por la cintura.
La sujetó con un brazo y bajó su bello rostro para mirarla a los ojos. Su voz era ronca.
—No tengas tanta prisa. Báñate primero. Estaré aquí. No huiré.
Después de que ella habló, le dio un beso en la frente con sus cálidos labios, como para tranquilizarla.
Sylvia estaba sin palabras.
Ella acababa de perder su equilibrio. No había tenido otro significado.
Inmediatamente ella quiso empujarlo lejos.
Pero en ese momento Odell la soltó. Le palmeó la cabeza y dijo con voz ronca:
—Ve, te esperaré.
Sylvia dio una palmada y corrió al baño.
Ella tomó un baño largo. Sólo cuando sus emociones se calmaron y su expresión facial volvió a la normalidad, se puso la pijama y salió