Mientras espero que el medicamento me haga efecto, Eugene entra a la habitación donde observa a Ariana dormir, mientras le susurra las aventuras que tendrán cuando ella despierte. Cleo, aunque sabe quién es y como lo conocí, vigila cada cosa que hace como si fuera el perro guardián de Ariana.
— Cleo, deberías regresar a casa. Tu hijo te necesita. — Susurro y ella niega. — Mi hijo está en la escuela, llega después de seis de la tarde. Así que, puedo quedarme más tiempo. — Dice Cleo mirando siempre hacia donde está Eugene. — Necesito reunirme con Helmut. Ayúdame con eso — pido sabiendo que no hemos terminado de hablar. — Señora, no me ponga en una situación tan difícil, no quiero que el señor me mate por recordarle donde está usted. Porque sí, la mayoría del tiempo pref