Al no saber que era lo que sucedía, la preocupación y culpa aumentaba en Helmut. Después de todo, recientemente la había lanzado por el aire y temía que eso hubiese causado su desmayo.
Sin embargo, teniendo en mente que su cercanía no solo la lastimaba físicamente por no saber cómo tratarla y que la maldición se hacía más presente, decidió dejarla en la cama y alejarse.
Las doctoras llegaron en su versión lobos y de inmediato, se transformaron para revisarla. El desespero que había tenido Helmut hace solo unos segundos, lo tenía ahora el personal médico. Fue entonces que salió de la habitación.
— No debí haber regresado — dice Helmut saliendo del castillo frio.
Aunque estando ausente se había desmayado, sentía que esta vez era más grave. Además, no era lo mismo que le dijeran que