Bryce intentó volver a llamar, maldijo entre dientes.
Su amigo, que siempre fue su cómplice, y conocía sus más letales secretos, le miró.
—¿De verdad te arrepentirás de dejar a la pobre Cory plantada en el altar?
—De lo único que me arrepiento es de que Marbella haya huido de mí, Cory solo es un puente que me sigue llevando a Marbella, me maldigo por haberlo quemado, necesito volver a Marbella.
—¿Y para qué llamas a Cory?
—Quiero que ella me acerque a Marbella, sé que Cory es adicta a mí, esa mujer ve por mis ojos, así que haré que devuelva a Marbella a mis brazos —sentenció.
—¿Y la tal Vanessa, no nos pondrá en riesgo?
—Más le vale a Vanessa quedarse callada, si en algo valora la vida.
Hospital.
Lugh llevaba a Celestia de la mano, encontraron a Pina en el pasillo, los ojos de la mujer los miraron con un tormento.
—¿Pasa algo?
—Creo que…
—¡Quiero ver a mi mamita, por favor, abuelita! —suplicó la niña con ojos casi llorosos.
Pina asintió, Lugh llevó a la pequeña hasta la ha