Decidida a no dañarme la noche, camino hacia la barra donde tomo más tragos, pero, estos saben diferente o no sé si de tanto beberlo, me sabe a agua. Así que, miro la bebida y observo al chico que me la sirvió.
— ¿Crees que soy tonta? — pregunto curiosa.— Debe tomar un poco de agua, tiene mucho alcohol en el sistema. Si sigue así, podría sufrir un coma etílico.— Gracias por darme información que no te pedí. Ahora, sírveme mi maldito trago, tengo dinero para pagar la cuenta si es lo que te preocupa.— No es por la cuenta. Cada trago que ha bebido se lo han pagado hombres con los que ha hablado. — dice el chico.— Entonces, sírveme el trago.Un hombre se coloca a mi lado y muestra una tarjeta negra que el mesero recibe.— Pago todos sus tragos, quienes le pagaron uno, pueden regresarle el dinero.— Oh