El miedo me invade, pero, no hablo, no quiero complicarlo todo, porque realmente su mirada es severa, esa que mi padre no es capaz de mostrarme porque sabe que lloraría y terminaría con lo que quiero y él sintiéndose mal.
— Te he investigado, cuando me interesaste teniendo apenas quince años, te investigue completamente, porque quería saber porque una niñita que apenas ha dejado el biberón me gustaba tanto.— Oye, dejé los biberones a los tres años, respétame. — digo indignada.— El punto es… — Que descubriste que te gusto demasiado porque soy malcriada.— No, Day. Haberte investigado me hizo darme cuenta de que debo ser firme contigo, sobre todo, si pasan cosas como estas. — dice Ryan y yo lo miró fijamente.— Entonces, ¿Qué piensas hacerme? Me he fugado de tu cárcel, así que, &ique