No supe como moverme o hablar, ya que, su respuesta y la forma en que lo dijo, fue tan impactante para mí, que me quedé inmóvil observando como todos pasaban a mi lado, con su mirada cargada de lástima.
— Señor, marchémonos, dejemos que la señora Volkova descanse. — dice Travis.— Ella no puede hacerme esto.— Dejemos que descanse, señor Volkova. Han sido días difíciles. — dice Travis, pero, yo me niego a marcharme.Por eso, obligo a mis piernas moverse para llegar a la puerta y abrirla, observando así a mi esposa sentada frente a la ventana. Nadie la acompaña y parece que es su petición, porque sus amigas rara vez la dejan sola.— No puedes hacerme esto, Day — digo intentando controlar mis inmensas ganas de lanzar todo.— No quiero hablar contigo. — dice ella y yo tensiono mi cuerpo.— Sé que