POV Adam
Cerca de las seis de la tarde volví a mi lujosa mansión para arreglarme para la cena, según mi madre, los socios tienen una hija dos años menor que yo, era muy hermosa cuando era una niña, pero después de estar enferma por un par de años aumentó de peso y está ligeramente por encima de su peso ideal, creo que tienen la idea tonta de querer emparejarnos, lo cual es raro considerando que invitaron a Hielena así que eso sólo confirma mi sospecha, mi madre sólo invitó a Hielena para humillarla, pero yo se lo advertí, si mi madre prefiere verme con una mujer pasada de peso a verme con Hielena, entonces Hielena no tiene oportunidad de ser mi esposa, lo cual no me entristece, pero casarme con una gorda, eso si que no.
Llegada la hora de la cena nos dirigimos al jardín de mi mansión, a mi madre le encanta ese jardín ya que ella lo diseñó, hay un espacio dispuesto para cenas de negocios bajo un un techado de bambú y jazmínes, las farolas inglesas por todo el jardín, los arbustos, las hortensias y el estanque principal dentro del jardín le proporcionan un aire romántico al lugar, mi madre es diseñadora de jardines y su empresa se encarga de la decoración y diseño de espacios abiertos como parques, jardines en exteriores, terrazas y de espacios para eventos importantes como bodas y fiestas de año nuevo de gente poderosa, además tiene otra empresa de eventos y banquetes, la cual se ha consolidado como la más grande a nivel nacional y una de las tres más grandes a nivel internacional.
Como a mi madre le encanta presumir su creación, siempre realiza sus cenas de negocios en este lugar, ya estamos listos los tres, papá (que casi no habla conmigo, porque prefiere a mis hermanos menores porque son menos egocéntricos, yo creo que son peores sólo que lo disimulan bien), mamá y yo. Hielena la impuntual no ha llegado y mis hermanos no vendrán, porque supongo que a quien piensan sacrificar es a mí.
Mi mayordomo se acerca, alguien ha llegado.
-Señores, joven Adam, los invitados de esta noche están aquí.
-Hazlos pasar Joseph. -Enseguida señora.Después de una reverencia innecesaria por parte de mi mayordomo, nos ponemos de pie y recibimos a los socios que sólo son dos personas; una mujer rubia de ojos verdes muy hermosa, debe tener la edad de mi madre (unos 50 años) aunque se ve que está muy bien conservada (espero que su hija haya heredado su belleza, si es así tal vez acepte casarme con ella hoy mismo) junto a la mujer se encuentra su esposo, un hombre realmente apuesto de ojos verdes y piel blanca, su apariencia seria y elegante intimidan un poco, espero verme así de atlético a los 50. Su hija no viene con ellos, menos mal que la tarada de Hielena no es la única que dejará en vergüenza a alguien hoy.
De pronto, una voz odiosa y chillante que conozco irrumpe de manera escandalosa y poco educada en el jardín haciendo que todos se giren a mirarla, adivinen quién es, nada más y nada menos que Hielena.
-Disculpen. Buenas noches, disculpen la demora, tuve un problema en la entrada, una gorda asquerosa estacionó su auto justo en la entrada de la mansión y eso me retrasó.
-Buenas noches Hielena.Mi madre casi se traga a Hielena con la mirada mientras la saludaba, yo estaba haciendo todo lo posible por contener la risa, espero que esa gorda de la que habla no sea la hija de los socios o estaremos en problemas.
-Disculpen a Hielena es ligeramente impuntual.
-La impuntualidad habla muy mal de las personas, aunque considerando que nuestra hija ni siquiera ha llegado, parece que están empatadas.Vaya, la socia de mi madre, la cual no recuerdo el nombre parece bastante exigente y además considera a Hielena como una competencia para su hija. ¿Tan mal está que Hielena y ella están empatadas?