Capítulo 12. Unos mensajes que lo provocan todo. 2.
Coorah.
Crucero Sovereing, de Pullmantur, Mediterráneo Occidental, 2024.
-” ¡¿Quéee?!... ¿Estás loco? ¡Claro, que no!”- le dije mientras trataba de recuperarme, con la voz ahogada, de ese intento de asesinato que ese desconocido italiano, digo calabrés, me había provocado, con su “educada, y solicita, forma de pedir las cosas”.
Me levanté del asiento indignada, para entrar en el camarote sin tocar nada del desayuno, no fuera que otras de las “geniales” y directas palabras de ese extraño, y ególatra hombre, quisiera rematar su obra anterior, ejecutándome, de la forma más dolorosa, y agónica posible, atragantándome con el resto de los alimentos de ese delicioso desayuno.
Él me siguió tranquilo, cruzando los brazos sobre su pecho, mirándome con algo de suficiencia, como si mi negativa, ni él hubiera importado, como si encontrara ridículo que me hubiera negado a esa locura.
Pronto mi mente prolífica, comenzó a imaginar, razones por las que ese hombre me hubiera pedido semejante locur