Mariano escuchaba a Leo, evitó tenerla a su lado para protegerla y ahora tenía que volver a traerla. Aún pensaba lo que Carina le dijo, iba a ser padre, le llenaba de orgullo esa noticia. Era una sensación rara de satisfacción y alegría, un cúmulo de cosas positivas.
Mariano no dejaba de pensar en ella y ahora más que nunca tenía que protegerla y a su hijo.
Cogió su móvil y marcó, al tercer toque contestó.
—Ciao, Mariano. — contestó y él salió del despacho para tener privacidad.
—Ciao, ¿Cómo estás? — preguntó apoyándose en la pared.
—Bien, ¿Y tú?
—Bien, te llamaba para decirte que volverás a la mansión. — ella se quedó en silencio, ahora entendía las cosas mucho menor, ya no estaban casado, ¿Por qué quería que volviera?
—¿Y eso? Mariano estamos divorciados. — exclamó.
—Lo sé, es para protegerte y al bambino.
—¿Protegernos de quién?
—Deja de hacer preguntas, mañana volverás.
—Como quieras, ciao. —colgó sin darle tiempo a él a despedirse.
—Cada día está más grosera. — dijo mirando