Iris se sienta frente a su padre, Farid Al-Malak, un hombre de presencia imponente, conocido por su carácter estricto y su dedicación al honor familiar. Él estaba revisando unos documentos importantes cuando su hija irrumpió en su despacho con una expresión determinada.
—Padre, necesito hablar contigo.
Farid deja los papeles en su escritorio y levanta la mirada, arqueando una ceja.
—¿Qué sucede, Iris? Espero que sea algo importante.
Ella respira hondo, preparándose para lo que sabía sería una conversación tensa.
—He roto mi compromiso con Hades.
Farid frunce el ceño, y su expresión se endureció.
—¿Qué dices? ¿Rompiste el compromiso con los Al-Rashid? ¿Sin consultarme?
—Sí, papito lindo. No tenía sentido continuar. Él está enamorado de otra mujer llamada Elena, y yo... —Hizo una pausa, sintiendo cómo su corazón se aceleraba al recordar a Dante—. Yo conocí al Alfa de mi vida y quiero que me ayudes a atraparlo.
La confesión deja a Farid sin palabras por unos segundos. Luego, se levanta d