Ella había insistido en dormir con él sin imaginar que su cuerpo empezaría a burbujear de una manera increíble. Su aliento y presencia tan cerca la hacían vibrar y le daban apetito sexual a tal punto, que sentía su vagina contraída y no sabía cómo actuar.
Esto la hacía dar vueltas en la cama y no encontrar comodidad de ninguna manera.
—¿Estás incómoda?
—Para nada. —respondió de inmediato sintiéndose descubierta.
—Es que te está moviendo mucho en la cama y como estás acostumbrada a dormir sola, siento que mi presencia no te permite descansar.
—Yo soy muy adaptable y me puedo acostumbrar fácilmente a dormir sola o acompañada, ¿y tú cómo te sientes en mi compañía? —terminó mordiendo su labio inferior.
—Me siento bien, algo inquieto, pero bien.
—Siendo de esa manera intentemos dormir, pues es más de medianoche y mañana debemos regresar al trabajo.
Él no dijo una sola palabra y se acomodó, cuando ella se iba a acostar en el lado contrario de la cama, él la llevó a su pecho, su pecho desnud