Krystle.
Llegando a casa tiro mi cartera sobre el sofá y me dejo caer. Exhalo fuertemente, y como loca comienzo a quitarme los tacones y me despeino el cabello.
¡Esta noche fue de locos! Todo se fue al caño y todo porque ese imbécil piensa que soy una arribista que quiere el dinero de los Carrington.
A regañadientes me levanto y camino descalzo hacia la cocina, es que no he probado nada de bocado y la cena en la casa de los Carrington se arruinó. Si no me equivoco son las diez de la noche y la cocinera ya debe estar dormida, por eso tengo que ir personalmente y ver que encuentro en la cocina y me serviré algo para apaciguar el hambre que tengo.
Abro el congelador y saco una botella de leche, y pienso acompañarla con una torta con mortadela.
—¿Qué haces aquí?
—Aaahhh… —pego un grito al cielo al ser sorprendida, mi coraz&