Capítulo 1

Krystle.

Me quedo boquiabierta mirando que mi novio se levanta de la mesa para entregarme un ramo de rosas. Ese precioso ramo de rosas rojas de tallo largo ¡son únicamente para mí!, me quedo sin palabras porque Hunter jamás en la vida había sido detallista, ya que para él las cosas tienen que ser directas e ir al grano, es como el tipo chico simple, pero en la cama es el hombre ardiente.

Hunter no es romántico, pero siento que en el fondo sé su corazón me ama de la misma manera que yo lo amo.

Tomo el ramo y le agradezco con un beso en sus sexis y sabrosos labios, y también por haberme invitado a este maravilloso restaurante. 

Hace mucho que Hunter no me invitaba a salir en un lugar tranquilo y romántico, ya que nuestros encuentros eran en mi casa o en los antros, pero no en un lugar bello como esto.

Como todo un caballero mi novio me ayuda asentarme para luego rodear la mesa y sentarse frente a mí. Pongo el ramo de rosas a un lado de la mesa. Hunter llama al mesero y le pide que nos traiga una botella de vino tinto.

Oh, vamos a celebrar, ¿será que me propondrá algo?

A pesar de que el clima está de congelarse, siento mucho calor y entra poco a poco a mi sistema. La gente que está a nuestro alrededor nos observa mientras ambos tomamos una copa. No negaré que me siento feliz, pero me gustaría decirles a todas las personas que nos comen con la mirada que no es petición de mano, solo es una cena romántica, ya que sus murmullos y miradas indiscretas me ponen un poco nerviosa.

—Brindo por los dos años de noviazgo —toma de mi mano derecha mientras que yo espero que no sea lo que me estoy imaginando—, y esperemos celebrar este y otros más—exclama tras chocar su copa con la mía.

¡Oh, m****a! Esto no me lo esperaba, pensé que me diría algo más que los dos años de noviazgo, es nuestro aniversario, pero siento que le falta algo, ¿será que exagero? ¿Debo agradecerle por esto?

¡No deja de ser un gran detalle!

Mi corazón se estruje al escuchar lo que no deseaba. Hunter y yo llevamos dos años de noviazgo y pensé que me tomaría en serio o que me llevaría a su casa para presentarme ante su familia, pero me equivoque, no me gusta que andemos a escondidas o ser una sombra para él.

Este es nuestro aniversario, pero pensé que diría que ya no sería la sombra y que de hoy en adelante sería distinto. Es obvio que ambos ya no somos unos niños para perder el tiempo en escondernos.

¿Será que le avergüenzo?

—Te he llevado con mi mamá, pero tú no tienes la mínima decencia de presentarme a tus padres —me quejo tras dejar la copa de vino sobre la mesa.

—Tus sueños se harán realidad mi amor porque mi familia está en camino —dice esbozando una enorme sonrisa.

Me he quedado con la boca abierta y no sé qué decir por eso nuevamente tomo la copa de vino y de un solo trago lo termino hasta que la garganta deje de estar seca. 

—Es una maldita broma —llevo mi mano hacia mi boca.

Si estuviese mi madre presente diría que soy una malhablada y yo le contestaría que me parezco a ella.

—Prepárate porque mis padres están ansiosos de conocerte.

Mis piernas tiemblan y no sé si quedarme o salir corriendo, ¿realmente esto es lo que quiero?

—Voy al tocador —me levanto de golpe, tomo mi cartera y en par de segundo me alejo de ahí.

Comenzaré por decir que esta es mi gran vida, y no es de color de rosa, pero me entretengo con lo que hago.

Mi nombre es Krystle Hassler, tengo veintiséis años de edad, y Winnipeg es la ciudad de mis raises, la ciudad donde habito y no creo irme de aquí, aunque mi madre quiere llevarme a los miles países que ella le gusta habitar.

Tengo presente que nada sale como uno lo espera o desea, y eso me dice que cualquier día no estaré aquí, ya que el fondo de mi ser me dice que jamás debo dejar sola a mi madre.

Mi madre es una diseñadora de moda muy reconocida al rededor del mundo y por eso son los viajes y viajes, pero a mí no me gusta viajar como a ella.

Al poner un pie dentro del tocador siento dos manos que se posan en mi cintura, las aprieta y de un jalón me adentra al tocador, para luego escuchar como la puerta se cierra. Mi mirada busca con desespero al delincuente que ha entrado al tocador. Me relajo cuando veo que es mi novio. 

Hunter está ansioso y deseoso de mí. Pasea su mirada en mis piernas y puedo detectar el morbo en su mirada. Ese morbo que me enciende y me hace perder la cabeza. Con solo ver esa mirada ya sé lo que quiere, lo que desea y lo que anhela. Con una sonrisa maliciosa, me subo sensualmente mi vestido negro hasta dejar ver mis bragas de encaje.

Mi novio pasea su boca por la mía y me pide que hagamos un rapidín, puesto que su amigo está como un cañón y eso se lo debo a mi sexi vestido, ya que deja todo a la imaginación a un pervertido como él.

Sus manos recorren mis muslos posesivamente y con desespero. Mi respiración se acelera, mi cuerpo se enciende y, cuando siento como esas manos se desplazan hacia la cara interna de mis piernas, cierro los ojos y jadeó como una loca.

Él sonríe… yo sonrío y doy un pequeño salto y entrelazo mis piernas en su cadera. Dejo caer mi cartera y mis manos se aferran a su cuello. Sin prevenirlo siento como sus dedos hacen a un lado mis bragas, luego sus dedos entran como un ladrón profesional, separando los labios de mi vagina y los introduce en mi interior.

Cierro los ojos de lo excitada que me siento. Este juego es morboso, caliente y apasionado, puesto que estamos en un lugar del cual cualquier persona puede entrar.

—Hunter, nuestros padres te están esperando y no te quedes callado porque te vi entrar —una voz inesperada hace que Hunter se paralice por unos segundos.

¡Mierda! Esto no me puede estar pasando a mí, nooo…

Esa voz no la conozco, pero es claro que conoce a mi novio. Hunter me empuja hasta caer al piso.

¡Mis huesitos!

—Aaaay… —doy un fuerte grito al sentir como mi trasero pega al piso.

—Mis padres ya están aquí y el que está a fuera es mi hermano —dice arreglándose su camisa de tela fina, mientras yo sigo en el piso.

El maldito me dice que no demore porque sus padres nos están esperando, para luego dar media vuelta y salir del tocador, dejándome como la estúpida que soy.

A veces me pregunto que es lo que hecho mal para merecer esto, el maldito no tiene la delicadeza, es un animal.

Mi amiga Sol tiene razón en decir que no se explica porque sigo con el patán de Hunter, ya que puedo tener al hombre que yo quiera, “así como me lo dice mi madre”.

Mi padre dejó a mi madre por su mejor amiga, la engañó y nos abandonó, por eso mi madre es una persona que disfruta de la vida y de los hombres también.

Furiosa me levanto del piso helado y empiezo a alisar mi vestido. Saldré de aquí, ¡claro que saldré!, saldré y me iré directo a mi casa, que ni crea ese imbécil que me quedaré.

Esto se tiene que acabar aquí, le demostraré que no soy un juguete y menos un trapo viejo del que debe tirar o recoger cuando se le dé la regalada gana.

Por unos segundos me veo al espejo, veo a una chica de la que no sabe lo que quiere, me siento humillada. ¡Suficiente!

¡Al diablo Hunter y toda su familia!

Respiro profundo tras sisear una frase, ¡importante solo yo!

Abro la puerta y sin prevenirlo choco en el pecho de un chico, levanto la mirada y unos ojos azules me observan con diversión, mientras que su rostro me dice otra cosa.

 —¿Cómo está tu lindo trasero? —pregunta con tono divertido.

  —Qué te importa —hablé con ímpetu.

Quiero sobar mi lindo trasero ahora que me acuerdo que el imbécil de Hunter me empujó hasta caer al piso.

Trato de alejar el dolor que siente mi trasero, para penetrarla en el hombre que está frente de mí, viéndome con gesto de división. Oh, este es el desgraciado que habló cuando Hunter y yo estábamos en nuestro momento candente, ese que se esfumó en tan solo segundo convirtiéndome en la reina de las estúpidas.

¿Quién es él?

Ahora que recuerdo él dijo “nuestros padres”, eso quiere decir que este hombre es hermano de Hunter.

Oh, me he quedado con la boca abierta porque ambos son diferentes.

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