La chica no me desagrada, no parece ser una mujer demasiado peligrosa aunque se nota que estuvo en el ejército. Es por ello que me siento un poco más tranquila, ya que, por mucho que quiera intentar mostrarme ruda, no puedo hacer mucho cuando tengo ocho meses de embarazo.
‘Es sorprendente lo lejos que he llegado mudándome constantemente sin que Arnold pueda seguirme el rastro.’ Me digo mentalmente.— ¿Podrías recordarme tu nombre? — pregunto escribiendo en la libreta.— Mi nombre es Alondra. Serví en las fuerzas armadas aéreas durante cinco años, pero como le dije anteriormente por problemas de vista y otras dificultades, me ordenaron regresar a casa.— También necesito ayuda respecto a mi seguridad. Te lo diré porque no quiero que tengas sorpresas ante cualquier posible ataque. — digo pensando en ser sincera por primera vez, después de tantos me