119. Sospechas

Gio

Llegué a la cocina a ver que hacían este par, Diego le encanta pasar tiempo con la Nonna en la cocina, es un niño que se porta increíble, no tengo hasta ahora quejas de él y no creo que las tenga nunca, es más parecido a Martha de lo que espere.

Es fácil quererlo y cuidarlo igual que su madre.

—¿Qué hacen? — le pregunté sentando mi culo en el asiento alto de la cocina.

—Le preparamos a mami un cake para que se sienta mejor— me sonríe el pequeño.

—¿Qué tiene Martha? — pregunté uniendo las cejas en confusión.

Hace rato cuando se levantó estaba bien.

—Lleva días así y ella insiste en que es un virus— me informa la Nonna y lo sé, lleva días así y no quiere ir al médico —se volvió a marear y no le gustó mucho el asado que estaba haciendo, así que subió.

—No creo que sea un virus— hablé más pensativo que para la Nonna.

—Pues yo tampoco y quería ver hasta donde llegaba con esa ceguera, es tan notorio que no sé cómo no se ha fijado.

—Iré a verla— me levanté, pero la voz del niño me detuvo
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