Me acerque a ella, y le alcé con una mano la barbilla para que me mirara. De nuevo tembló, pero esta vez era autentico terror.
-” Eres mía, nunca debes agachar la cabeza ante mí, yo también soy tuyo, somos uno.”- le dije con voz tranquila para no asustarla.
-” Yo... no ... soy...”- su voz no dejab