Capítulo cuatro. Felipe desempleado.

Eran las 8:00 am y como de costumbre,  Felipe luego de salir de ‘‘Víveres familia Vítale’’ se dirigía rumbo a su trabajo e iba pensando en el camino <<No está nada mal la propuesta  del señor Giuseppe >> pensaba para sí mismo Felipe, pero de repente su dialogo interno fue interrumpido cuando escucho una voz que provenía de lejos –‘‘¡Hey, Felipe!’’- se escuchaba muy a la distancia, era una voz conocida, Felipe sonrió-‘‘¡Santos hermano, que gusto!, tanto tiempo sin verte’’- saludó con visible afecto a aquel personaje, que se acercó abrazando a Felipe como quien no ve a un hermano hace mucho tiempo-‘‘¿Hermano, como estas?’’- pregunto Santos sonriendo y tomando firmemente pero con cariño a Felipe de ambos brazos- ‘’ Pues estoy bien, trabajando y de padre soltero’’- respondió Felipe soltando un carcajada a lo último – ‘’Sí, eso oí. Escucha, volví por un par de meses y me gustaría que tomáramos algo estos días ¿te parece?’’- Pregunta Santos y al mismo tiempo no puede dejar de quitar la mirada de una fémina que se encontraba a unos metros de este par de amigos-‘‘Sí claro, me alegra que hayas regresado al barrio, pero ya me debo ir, voy tarde al trabajo’’- contesto Felipe fríamente separándose de su amigo y yendo en dirección a la parada de buses- ‘‘Vale, suerte hoy’’- contesto casi a medias Santos ya que Felipe lo corto en seco prácticamente.

Felipe termino llegando al trabajo a las 9:20 am, Felipe trabajaba en un hotel turístico de república dominicana - ‘‘¿se te pegaron las sabanas, Felipe?’’ – Se escuchó en el vestuario de caballeros mientras Felipe se desvestía y colocaba su uniforme- ‘‘Hola Emilio, bueno algo así’’- contesto Felipe casi sin ganas. Emilio era un compañero de trabajo de Felipe que tenía 31 años de edad, estaba casado y adoraba a su hijastro de 5 años de edad como si fuese su propio padre- ‘‘¿Qué tienes hoy compadre? ¿Te volviste a pelear con tu mama?’’- pregunta Emilio sentándose en las sillas de en frente de los casilleros mientras Felipe se termina de poner la camisa del uniforme- ‘‘Pues quisiera decir que fue eso, pero en realidad al barrio regreso un amigo que aunque aprecio mucho nunca ha estado en buenos pasos, salió libre hace poco de la cárcel’’- contesto Felipe con la voz apagada- ‘‘¿Y eso que tiene ver contigo?’’-  pregunto Emilio con cara de extrañado, ya que sabía la calidad de persona que Felipe era-‘‘Pues nada, pero su presencia no me gusta para los niños del barrio, aunque trata a todos bien, no es buena influencia’’- contesto Felipe cerrando su casillero y yendo camino a la salida para empezar sus rondas-‘‘Mira tú no te debes preocupar por eso, tú eres una persona excepcional. Solo debes mantener tu distancia y ya todo irá bien’’- Emilio le dijo esto último a Felipe confiando en que él nunca haría nada delictivo, porque llevaban años trabajando juntos y sabia como era el corazón de Felipe, aunque a veces no importa cuánto tiempo creas conocer a una persona, estas siempre pueden cambiar y hasta llegar a sorprenderte.

- ‘‘¿¡Dónde demonios esta la basura de Emilio Páez!?- escucharon los dos hombres tratando de divisar de quien se trataba a lo lejos- ‘‘¡ah!, aquí estas basura’’- era un hombre de 1.80 de estatura, grande, fornido y su piel era oscura, era el padre del hijastro de Emilio- ‘‘¿¡con que le quieres poner tu apellido a mi hijo!?’’- exclamo el musculoso hombre, mientras Felipe y Emilio miraban incrédulos la situación. El personal del hotel turístico se fue acercando y también los huéspedes para poder ver más de cerca aquel espectáculo –‘‘No sé por qué te molestas si tú no llamas a tu hijo ni para ver como esta, si desayuno, ¡si amaneció tan siquiera vivo!’’- contesto Emilio poniéndose rojo hasta las mejillas de la impotencia y descaro que tenía aquel individuo –‘‘¡Eso no es asunto tuyo, eso es entre mi esposa, mi hijo y yo, tu no pintas nada aquí!’’- contesto el padre furioso y listo para lanzar el primer golpe, Emilio al oír ‘‘ mi esposa’’ se cegó de la rabia y lanzo el primer golpe a puño cerrado haciendo que aquel hombre visiblemente más alto y fuerte que él se fuese encima de Emilio dispuesto a matarlo lo tomo de la camisa, lo alzo y pego contra uno de los pilares de aquel hotel donde planeaba estrangularlo, el personal intento detenerlos, los turistas y huéspedes gritaban desesperados -‘‘¡ Lo va a matar, lo va a matar, deténgalo!’’- Gritaban por todo el lugar, Felipe que estaba impactado no podía permitir que mataran a su amigo, así que fue al depósito que estaba muy cerca, tomo una silla de madera y se la partió en la espalda a aquel hombre que estaba a punto de matar a Emilio por estrangulamiento. El hombre cayó al suelo desplomándose por completo liberando a Emilio que estaba a unos segundos de desmayarse por la falta de oxígeno - ¿Emilio, estas bien? - pregunto Felipe angustiado por su amigo, Emilio no respondía solo tocia como loco, lo único que logro hacer fue levantar su pulgar derecho indicándole a Felipe que se encontraba bien- ‘‘Que susto hermano, pensé que t... ’’- Felipe fue interrumpido por el gerente que vio aquel desastre –‘‘Felipe Guerrero y Emilio Páez a mi oficina en este instante’’- el gerente exclamo desde el segundo piso mirando fríamente a ambos hombres.

-‘‘El incidente que ocurrió hoy es más que penoso, es desastroso para esta empresa ‘’- decía aquel hombre respingado, mientras Emilio y Felipe yacían sentados en su oficina viéndolo fijamente-‘‘Entiendo que el señor Páez fue atacado, lo sé todo, porque estoy al tanto de la situación de los dos’’- decía aquel refinado hombre, mientras iba de lado a lado por la habitación, con los brazos cruzados hacia atrás y con una voz bastante pausada y calmada-‘‘entenderán que en otras circunstancias yo hubiese dejado pasar este incidente, hasta lo hubiese encubierto, ya que se la calidad de trabajadores que son ustedes’’- el hombre dijo aquello ultimo tomando asiento y viendo fijamente a aquellos vulnerables hombres-‘‘pero dadas las circunstancias en que ocurrieron los eventos, me refiero a que aquí se encontraba el dueño de este hotel mientras ustedes daban su espectáculo, él totalmente decepcionado por esa situación me pidió que los despidiera a ambos’’- dijo finalmente el gerente reclinándose hacia atrás en su asiento, Emilio y Felipe no lo podían creer, el gerente no les dio oportunidad de justificarse ya que él tampoco tenía opción o despedía a aquellos hombres o el despedido iba a ser él.

Emilio y Felipe salieron de aquel lugar con el corazón totalmente roto, con sus mochilas y con sus cheques de liquidación en las manos- ‘‘Bueno hermano, ¿te invito a comer? Digo, es lo menos que puedo hacer después de hacer que te despidieran’’- pregunto Emilio viendo tristemente a nuestro pequeño y abatido Felipe- ‘‘Acepto rotundamente’’- asintió Felipe resignado.

Felipe salió del restaurante donde Emilio le había invitado el almuerzo aproximadamente a las 6:00 pm, vio su reloj y vio que ya era muy tarde, que debía pasar por Susana, camino al apartado de remolques, Felipe ve a una niña siendo zarandeada por lo que parecía ser una loca, cuando se acercó un poco más logro divisar que se trataba de su propia madre maltratando a una pobre niña indefensa -‘‘¡Margaret, suéltala!’’- grito Felipe en medio de la calle y cuando finalmente logro liberar a aquella niña de las garras de su drogadicta madre no pudo tan siquiera pedirle perdón, solo observo que aquella niña salió corriendo despavorida <<Que día>> pensó Felipe mientras llevaba a su semi inconsciente madre a su hogar.

- ‘’Señora Oliva hola, ¿cómo se portó Susana hoy?’’- pregunto Felipe tratando de dibujar una sonrisa en su rostro mientras la señora Oliva abría las puertas de su remolque- ‘‘pues, se portó de maravilla como siempre’’- de repente la señora Oliva noto que Felipe no era el Felipe de siempre, que su sonrisa, aunque naturalmente contagiosa hoy se encontraba opaca y a medias- ‘‘cariño, ¿estás bien? – Pregunto la viuda, poniendo su mano cariñosamente en el hombro de aquel joven- ‘‘Sabes que, aunque no soy madre de ustedes dos, los quiero como si fueran mis hijos y tú puedes contar conmigo, Felipe- Felipe estuvo a punto de romperse, pero se recompuso rápidamente al ver a su pequeña –‘‘Hola Feli’’- salió de adentro de aquel remolque Susana dándole un fuerte abrazo a su hermano- ‘‘Hola, mi cielo. Escucha debemos irnos rápido porque tu cena se enfría ¿está bien?’’ - dijo en medio de aquel abrazo de oso, el muchacho a su amada hermana- ‘‘Gracias una vez más, señora oliva, le aviso cuando vuelva a necesitar que cuide a Susi’’- exclamo saliendo casi corriendo de aquel remolque el joven que no quería que terminaran de descubrir el dolor que llevaba por haber sido despedido << ¿ahora qué será de ti, Felipe?>> pensó mientras veía como su hermana cenaba viendo las caricaturas.

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